Esta es una crisis escondida pero omnipresente, que ha afectado ya a todos los rincones del país", advirtió Dick Trenchard, coordinador de Evaluaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en Haití.
"Las zonas rurales más afectadas son las que tienen mayor nivel de desplazados desde Puerto Príncipe y las zonas circundantes, especialmente Artibonite al oeste y Grand"Anse al sur", indicó Trenchard en un comunicado.
El organismo resaltó que las evaluaciones de urgencia realizadas por la FAO y sus socios en el grupo agrícola de la ONU han revelado que las "familias anfitrionas" que acogen a personas desplazadas están gastando sus escasos ahorros para alimentar a los recién llegados y consumiendo sus reservas de alimentos.
En muchos casos, indicó, se ven obligadas a comer las semillas que han almacenado para la próxima temporada y a comer o a vender su ganado, en particular sus cabras.
"Vemos indicios claros de que la población recurre ya a estrategias preocupantes e insostenibles para tratar de ayudar a las 500 mil personas que se estima han emigrado a las zonas rurales y a otros núcleos urbanos pequeños tras el terremoto", afirmó Trenchard.
"La principal temporada de siembra, que supone más de 60 por ciento de la producción anual, comenzará en menos de dos semanas", aseguró Jean-Dominique Bodard, especialista de CARE en seguridad alimentaria de emergencia.
Advirtió que "si las familias anfitrionas no tienen medios para comprar semillas u otras formas de obtener semillas de calidad, será un desastre para ellas".
"Este círculo vicioso cuenta con otro componente. Debido a la falta de dinero, muchos campesinos anfitriones no podrán contratar a jornaleros para la siembra. Como consecuencia, los jornaleros no ganarán dinero para alimentar a sus familias y la siembra no se realizará igual que si la mano de obra estuviera disponible", acotó.
En el sector rural, los campesinos carecen de dinero para comprar semillas para la próxima temporada de siembra y los precios de los alimentos ya han subido 10 por ciento tras el terremoto y ese, según la FAO, es un indicador de que lo peor está por llegar.
Dijo que una solución inmediata podrían ser los programas de dinero por trabajo en el sector agrícola. "Necesitamos inyectar dinero antes de que comience la temporada de siembra", explicó Bodard.
Señaló que "la distribución de alimentos puede ayudar a aliviar el sufrimiento inmediato tras el desastre, pero lo que más se necesita a largo plazo es dinero para que los agricultores puedan invertir y recobrar su autonomía".
La FAO ha impulsado un pequeño programa de dinero por trabajo para la limpieza de los canales de riego en Léogane y CARE trabajará para aumentarlo proporcionalmente de 600 a cuatro mil personas en los próximos días.
"Esto servirá de empuje económico indispensable en un momento crucial en el que la gente está desesperada por retomar el control de sus vidas y proporcionará una inyección de dinero muy necesaria en los mercados rurales que se han desplomado tras el terremoto", indicó Trenchard.