Una portavoz del Ministerio alemán indicó que se le hizo notar al embajador McDonald que "la interceptación de comunicaciones desde las instalaciones de una sede diplomática representa una contravención del comportamiento regulado por el derecho internacional".
McDonald fue citado después de que medios británicos aseguraran, en base a documentación filtrada por el informante Edward Snowden, que en la embajada británica en Berlín existían desde el año 2000 mecanismos para realizar escuchas. La embajada británica se encuentra en las inmediaciones del Parlamento alemán y las oficinas de la canciller Angela Merkel.
A diferencia de cómo reaccionó el gobierno alemán ante las presuntas escuchas realizadas desde Berlín por los servicios estadounidenses, en el caso británico el embajador no fue convocado oficialmente.
La conversación con él tampoco fue mantenida por el ministro de Exteriores alemán, Guido Westerwelle, sino por un funcionario del Ministerio.