"Me tomó de sorpresa, me impactó. De primera me dolió y de segunda me dio mucha esperanza y dije 'qué coherente es este hombre'", indicó el religioso a las cadenas de televisión uruguayas antes de oficiar una misa en la capital uruguaya.
Cotugno recordó que "la autoridad de la Iglesia es servicio y el papá es definido" como un "servidor de los servidores de Dios".
"Entonces está allá arriba, no para vanagloriarse, sino para servir de verdad a cada uno de los miembros de la Iglesia y a quienes somos, como él, sucesores de los apóstoles de la Iglesia y tenemos que prestar un servicio muy concreto: tenemos que desaparecer para que aparezca Cristo resucitado", argumentó.
Al ser consultado por las diferencias entre los finales de los papados de Benedicto XVI y de Juan Pablo II, remarcó que el actual Papa tiene 85 años y "está gastado" físicamente.
"Que dios nos tome a cada uno por lo que somos, diferentes", razonó.
Según Cotugno, "uno quiso estar hasta dar testimonio de un martirio, no porque le agradara a Juan Pablo II que lo vieran así, con ese dolor" sino porque "él en su conciencia imitó a Jesús que muere en la cruz" pese a que durante su vida "había sido un 'superstar' desde el punto de vista humano, deportivo, que arrastró multitudes".
El otro, Benedicto, "tiene una visión distinta que está dentro del contexto de la fidelidad al seguimiento de Cristo" y que se manifiesta en su decisión de "servir, no como Papa, sino como hombre que piensa en la Iglesia".
Por eso "se retira para rezar, y la oración es la que mueve el corazón de Dios".
"Si somos vicarios de cristo, tenemos que desaparecer para que aparezca Cristo. Este hombre es sumamente coherente y yo lo aplaudo con todo el corazón", concluyó Cotugno.