El Gobierno británico decidió poner en marcha esta medida, que se extenderá al aeropuerto de Birmingham este mismo mes y al resto de aeropuertos del Reino Unido a partir de marzo, tras el intento de atentado en un vuelo con destino a Detroit (Estados Unidos) perpetrado por Umar Farouk Abdulmutallab la pasada Navidad.
Aunque se prevé que sólo un número reducido de pasajeros tendrán que pasar por el escáner corporal, aquellos que se nieguen a hacerlo podrían quedarse sin permiso para volar, informó la agencia local de noticias Press Association (PA).
El ministro de Transporte, Andrew Adonis, la defendió y subrayó que se trata de una "herramienta para ayudar al personal de seguridad a detectar armas y material explosivo".