Producido y exportado desde diferentes regiones de África, Asia, América del Norte y Sudamérica, principalmente Indonesia y Malasia, el aceite de palma ha visto su utilización multiplicada por dos desde 2010 y, según las estimaciones, volverá a duplicarse hasta 2050.
La eurodiputada checa Katerina Konecná, de Izquierda Unitaria, autora del informe que se vota el jueves, explica en el vídeo que la UE es uno de los mayores consumidores de aceite de palma del mundo si bien trata de convertirse en el actor más importante en cuanto a cómo limitar su consumo.
Apenas usado hace 30 años, el aceite de palma ahora se puede encontrar en muchos productos como margarina, chocolate, patatas fritas, pero también en cosméticos, detergentes y biocombustible.
Sólo en 2014, el 45 por ciento del aceite de palma importado en Europa se utilizó como combustible para el transporte (un aumento del 34 por ciento desde 2010).
Impacto de la producción masiva
Los valiosos ecosistemas tropicales, que cubren el 7 por ciento de la superficie de la Tierra, están siendo objeto de una creciente presión por la deforestación y plantaciones de aceite de palma, lo que provoca incendios forestales, sequía de los ríos, erosión de los suelos y destrucción de los hábitats naturales raros.
Además, la pérdida de hábitats naturales en forma de selvas tropicales está poniendo en peligro la supervivencia de un gran número de especies como el rinoceronte de Sumatra, el tigre de Sumatra y el orangután de Borneo.
Informe parlamentario
El 9 de marzo la comisión de Medio Ambiente votará un informe preparado por Katerina Konecná.
La eurodiputada pide a la Comisión Europea que refuerce las medidas medioambientales para prevenir la deforestación relacionada con el aceite de palma y elimine en 2020 el uso del aceite de palma como componente del biocombustible.
También propone un sistema de certificación para asegurar que el aceite de palma no se ha producido causando deforestación, daño ecológico, ni dando lugar a conflictos o problemas sociales. Este certificado debe incluir también a los pequeños productores para garantizar que reciben una parte justa de los beneficios.
"Creo que el Parlamento Europeo debe ser muy ambicioso. No debe haber aceite de palma en los biocombustibles", señala Katerina Konecná.