Aboga Benedicto XVI por una Universidad abierta al diálogo

La Universidad encarna un ideal que no debe desvirtuarse ni por ideologías cerradas al diálogo racional, ni por servilismos a una lógica utilitarista de simple mercado, que ve al hombre como mero consumidor, advirtió hoy el Papa Benedicto XVI.

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Benedicto XVI a su llegada al encuentro que ha mantenido con jóvenes religiosas en el Patio de Reyes del Real Monasterio de El Escorial, en su segundo día de estancia en Madrid, con motivo de la celebración de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud.

En la localidad madrileña de El Escorial, a 40 kilómetros de Madrid, el Pontífice se reunió con 1,500 personas procedentes del mundo académico, luego de haber sido recibido por el ministro de Educación, Ángel Gabilondo.

Al dirigirse a los universitarios, en el marco de las actividades dentro de la Jornada Mundial de la Juventud 2011, aseguró que la genuina idea de Universidad es precisamente lo que nos preserva de esa visión reduccionista y sesgada de lo humano.

Remarcó que sólo a través de una genuina universidad, los jóvenes podrán encontrar puntos de referencia en una sociedad quebradiza e inestable.

“A veces se piensa que la misión de un profesor universitario sea hoy exclusivamente la de formar profesionales competentes y eficaces que satisfagan la demanda laboral en cada preciso momento”, refirió.

“También se dice que lo único que se debe privilegiar en la presente coyuntura es la mera capacitación técnica”, añadió.

Para Benedicto XVI, cunde en la actualidad esa visión utilitarista de la educación, también la universitaria, difundida especialmente desde ámbitos extrauniversitarios.

A los universitarios, expresó que “vosotros que habéis vivido como yo la Universidad, y que la vivís ahora como docentes, sentís sin duda el anhelo de algo más elevado que corresponda a todas las dimensiones que constituyen al hombre”.

Anotó que “sabemos que cuando la sola utilidad y el pragmatismo inmediato se erigen como criterio principal, las pérdidas pueden ser dramáticas”.

Enumeró desde los abusos de una ciencia sin límites, más allá de ella misma, hasta el totalitarismo político que se aviva fácilmente cuando se elimina toda referencia superior al mero cálculo de poder.

Por ello, insistió en que la Universidad ha sido, y está llamada a ser siempre, la casa donde se busca la verdad propia de la persona humana.