Cuando el exgobernador de Massachusetts Mitt Romney aceptó formalmente ser candidato presidencial del partido en la Convención Republicana de finales de agosto desató risas al bromear: "el presidente (Barack) Obama prometió frenar la subida de los océanos y sanar al planeta".
Esa risotada refleja la opinión preponderante de una formación que ha puesto en duda, y en ocasiones ha negado, la existencia del cambio climático, pese a que cada vez más voces del partido lo consideran un problema para el que hay que poner medidas rápido.
El ejemplo es el cambio de tono del alcalde de Nueva York, el antes republicano y ahora independiente Michael Bloomberg, que en 2010 con la llegada de una tormenta de nieve histórica pidió a los neoyorquinos que se fueran a un show de Broadway.
Ahora, ante la llegada de "Sandy", Bloomberg ordenó la evacuación de 375,000 personas y la paralización de la ciudad y ayer decidió dar su apoyo al demócrata Obama en las presidenciales del martes por su postura combativa frente al cambio climático.
Solo unos pocos republicanos, como el aspirante a la Presidencia, Jon Huntsman, o la disidente senadora por Maine, Olympia Snowe, han alzado la voz para recordar que el calentamiento global es una clara amenaza para la economía mundial y para las urbes costeras, que como Nueva York, están al nivel del mar y son hogar de millones de personas.
La jefa de cambio climático del Servicio Geológico de Estados Unidos, Virginia Burkett, aseguró a Efe que entre la comunidad científica hay "consenso" sobre que huracanes como "Sandy" son resultado del calentamiento del planeta y que "las tormentas en el Atlántico Norte se están intensificando".
En su opinión, esto se da por una combinación de factores que incluyen un aumento del nivel del mar, una subida de la temperaturas de las aguas y también de la atmósfera, los ingredientes para que se repita un nuevo "Sandy" o un nuevo "Katrina", que devastó el sur de Estados Unidos en 2005.
"Ahora estos fenómenos son menos predecibles, variables e intensos, aunque también se debe tener en cuenta la influencia del continuado desarrollo costero", explicó Burkett.
No hay residente en la costa de Nueva Jersey que dude que el clima se está volviendo más agresivo y que tras el récord de destrucción marcado por el huracán "Irene" el año pasado ahora "Sandy" se ha encargado de convertirlo en poca cosa.
Para Jim Tracey, que lleva sus 70 años en Sea Isle City, en la costa de Nueva Jersey barrida por el mar, "no ha pasado por aquí una tormenta tan fuerte y eso que en otros sitios ha sido incluso peor", reflexiona.
Tracey repasa con fotos los efectos de otros huracanes en los años 40 o 60, que pese a ocasionar muchos daños se dieron en un pueblo que aún no había crecido hasta la orilla de la playa y no tenía las protecciones de diques, taludes y hormigón con las que contaba ahora y que no sirvieron para detener el avance del mar.
El más de centenar de muertos y los hasta 50,000 millones en pérdidas de "Sandy" prometen traer a la discusión política el tema del cambio climático, que no salió ni una sola vez en los tres debates entre Obama y Romney celebrados en octubre.
Algo más de 270 minutos de discusiones y explicaciones que no pasaron por un tema que da vuelta en la cabeza de los que han perdido sus casas o están aún enfrascados en la reconstrucción desde la llegada de "Sandy".
Obama ha prometido allanar el camino para reducir las emisiones de CO2 de Estados Unidos, el segundo mayor contaminador del planeta, el 80 por ciento para 2050 e invertir unos 150,000 millones de dólares en tecnología verde, un gasto que critican los republicanos que dicen que van dedicados a empresas deficitarias o a devolver favores a amigos y donantes del presidente.
"Esto ya no es un asunto político, es un hecho", dijo el gobernador de Nueva York, el demócrata Andrew Cuomo, tras conocer que "Sandy" se había cebado en su estado. "Cualquiera que diga que no hay un cambio dramático en los patrones del clima niega la realidad".