Al inaugurar el Foro “La Gran Transformación Urbana: Principios para un Nuevo Modelo de Ciudad”, Jesús Zambrano Grijalva, vicecoordinador del GPPRD en la Cámara de Diputados, advirtió de la proximidad de cambios de gran envergadura por la construcción de la nueva terminal, en particular, y por los próximos comicios federales, que es necesario considerar para prevenir sus efectos y para que realmente beneficien a la población.
Lo mismo que su correligionario Rafael Hernández Soriano, reconoció la necesidad de la nueva terminal por la acelerada urbanización e incremento de la densidad poblacional en el Valle de México, mayor que en el resto del mundo, pero por el mismo impacto y trascendencia que tendrá para millones de personas, insistió en permitir y convocar a la mayor participación posible.
Señaló que la recién aprobada Constitución de la Ciudad de México aporta instrumentos importantes para esta participación ciudadana y para la conformación de gobiernos de coalición que es necesario aprovechar para que las grandes decisiones reflejen la pluralidad social y política de la urbe.
Recordó que en 1950 el mundo tenía dos mil 500 millones de habitantes, 30 por ciento de ellos en urbes. Para 2010, la población mundial ascendía a siete mil 500 millones, 50 por ciento en urbes. Hace casi 70 años, México tenía sólo 25.8 millones de habitantes, 28 por ciento en 84 urbes. En 2010, 74 millones, el 66 por ciento de su población, estaba ya en las ciudades.
La Ciudad de México –agregó- es un caso extremo porque el aumento de su población y conurbanización ya obligó a la sustitución del concepto de “metrópolis” por el de “megalópolis” con la inclusión de grandes extensiones de los estados de México, Hidalgo, Morelos, Puebla, Tlaxcala y Querétaro.
Esto abarca una población de 37 millones de personas, 30 por ciento del total del país, que genera cerca del 40 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional. Esta densidad poblacional plantea retos en materia de viabilidad y sostenibilidad por el mayor uso de agua, generación de residuos y movilidad, entre otros aspectos.
Durante su intervención, el legislador Rafael Hernández Soriano, presidente de la Comisión Especial de Seguimiento a la Construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México de la Cámara de Diputados, destacó que la capital de la República revirtió en los últimos 20 años el abandono casi absoluto en el que la dejaron gobiernos anteriores.
El actual aeropuerto –dijo- significa el dos por ciento del PIB de la ciudad y más de 430 mil empleos directos e indirectos, por lo que su traslado a nuevos terrenos tendrá un severo impacto para la capital que es necesario prevenir y, en su caso, convertir en oportunidades.
El abandono de las 746 hectáreas -710 de ellas suelo de la Ciudad de México- obliga a pensar y proponer el uso que se le dará a esta superficie, pero también acciones y alternativas económicas, laborales, de transportación e interconexión.
Se trata de definir los principios para un nuevo modelo de ciudad que permita equilibrar y cerrar las brechas sociales entre los habitantes del oriente y el poniente de la capital.
“La zona del actual Aeropuerto es la de mayor densidad poblacional y tiene el menor ingreso por familia; concentra algunos de los problemas sociales provocados por hacinamiento y el alejamiento de los centros laborales y de estudio, como la movilidad. Entre oriente y poniente se realizan un millón 200 mil viajes diarios de tres horas, en promedio, lo que resta calidad de vida a quienes los realizan”, puntualizó.
Al hacer uso de la palabra, Salomón Chertorivski Woldenberg, secretario de Desarrollo Económico del Gobierno de la Ciudad de México, coincidió en que este proyecto representa la mayor posibilidad de transformación urbana en décadas.
“No tenemos la menor duda que lo que más conviene para los capitalinos es la salida del actual aeropuerto y aprovechar ese espacio como una nueva oportunidad de desarrollo en el oriente de nuestra ciudad”, aseguró.
Enfatizó que la decisión del proyecto para el área que dejará el actual aeropuerto es primordialmente de los capitalinos. Por ello inició consultas para decidir el mejor futuro de las 710 hectáreas que representa el uno por ciento del suelo urbanizable.
“Hemos recorrido 39 colonias para escuchar y palpar lo que viven los vecinos, quienes han dicho que sus principales problemas son insuficiencia en el abasto de agua, y falta de hospitales y escuelas”, puntualizó.
Por su parte, Enrique Fernández Fassnacht, director General del Instituto Politécnico Nacional, consideró este foro como un importante esfuerzo para la construcción de un proyecto de futuro, sobre todo porque la urbe podría estar en la antesala de una gran crisis ecológica por el desecamiento del 99 por ciento de los mil 500 kilómetros cuadrados que, a lo largo de cinco siglos, se hizo en la zona lacustre del Valle de México.
“En el instituto tenemos el fuerte compromiso en la construcción de estrategias en materia de protección y cuidado del medio ambiente, y por ello hemos contemplado la sustentabilidad como un eje transversal que permitan entender la importancia que la dimensión ambiental implica”, puntualizó.
Con la presencia en el presídium de los diputados Salvador Zamora Zamora y Juan Ayala Rivera -presidente del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México-, así como Felipe de Jesús Gutiérrez Gutiérrez, secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda del gobierno capitalino, y de Mario Aguilera, secretario General de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México, Fernández Fassnacht declaró la inauguró el Foro.