Explicó que los hidrocarburos de lutitas o shale gas son reservas de gas natural que se encuentran atrapados en los poros de formaciones rocosas poco permeables, denominadas lutitas bituminosas, situadas en el subsuelo.
“La técnica de la fractura hidráulica ha sido cuestionada y señalada por la contaminación que produce al medio ambiente y la gran cantidad de agua que requiere”, subrayó Gracia Guzmán.
El legislador por Nuevo León señaló que no menos importante a estos cuestionamientos han sido los señalamientos de que al aplicarse el fracking deja la tierra estéril y una enorme contaminación del agua que se encuentra en el subsuelo.
Resaltó que, según la Alianza Mexicana contra el Fracking, entre los impactos ambientales que produce esta práctica está la disminución de disponibilidad del agua, pues la fracturación de un solo pozo requiere entre 9 y 29 millones de litros de agua.
“El ritmo de explotación anual de 9 mil nuevos pozos en Estados Unidos que se pretende exportar a México supondría un volumen de agua equivalente al necesario para cubrir el consumo doméstico de entre 1.8 y 7.2 millones de personas en un año”, detalló.
Refirió que en Estados Unidos existen más de mil casos documentados de contaminación de fuentes de agua relacionados con el uso de la fracturación hidráulica.
“Además, se han identificado 750 tipos diferentes de productos químicos en los fluidos de fracturación analizados, entre ellos sustancias de gran toxicidad como el metanol, benceno, tolueno, tilbenceno y xileno; y el agua de desecho conocida como agua de retorno no sólo contiene los químicos y la arena que originalmente se introdujeron, sino también metales pesados, hidrocarburos e incluso materiales radioactivos como el radón, que se encuentra en el subsuelo”, advirtió.
Sostuvo que los expertos señalan que al menos 25 por ciento de las sustancias utilizadas en las distintas mezclas de perforación pueden causar cáncer y mutaciones, 37 por ciento afectar al sistema endocrino, 40 por ciento provocar alergias y 50 por ciento dañar el sistema nervioso.
“Los pozos de agua potable que abastecen a la población situados en cercanías de las zonas donde se aplica la fracturación hidráulica tienen altos niveles de metano y sustancias cancerígenas y neurotóxicas; y, por otro lado, la población que habita cerca de los pozos tiene 66 por ciento de probabilidad de padecer cáncer asociado a la contaminación atmosférica”, puntualizó.
La fractura hidráulica, concluyó, es una técnica que daña al medio ambiente, poniendo incluso en riesgo las reservas de agua existentes, ya que para realizarse necesita una gran cantidad de este recurso, por ello es de suma importancia que la Sener y la Conagua nos digan qué cantidad del vital líquido se ha utilizado y aplicado a los pozos de exploración en donde se realizó el fracking.