El diplomático reivindicó la importancia del papel que desempeñan los diez miembros no permanentes del máximo órgano de seguridad en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, pese al poder que el veto otorga a los cinco permanentes (Estados Unidos, China, Rusia, Reino Unido y Francia).
"Somos muy críticos con el veto, apoyamos la reforma del Consejo de Seguridad, pero al mismo tiempo aprendimos que podemos ser partícipes en base a nuestros principios y desempeñar un papel que los miembros permanentes tienen que tener en cuenta para obtener resultados positivos", indicó en una conferencia de prensa Heller.
Según explicó, una de las lecciones que su delegación ha aprendido en los dos últimos años es que se debe aprovechar la oportunidad de estar presente en la sala del Consejo e intervenir en sus debates.
"Hemos tenido la experiencia positiva de demostrar que tenemos una política, que estamos implicados con los objetivos de la organización y que tenemos una voz cuando se aborda un asunto delicado en la agenda del Consejo de Seguridad", resaltó.
Heller subrayó que México favorece una ampliación del Consejo de Seguridad pero no considera que la reforma dependa de la creación de nuevos miembros permanentes, como desean Brasil, Japón y otros países influyentes.
En su lugar, se mostró partidario de condicionar el poder de veto de que disfrutan las cinco potencias del máximo órgano y encontrar fórmulas que permitan una presencia más frecuente de ciertos países, pero siempre tras ser elegidos por la Asamblea General.
"Tiene que haber una rendición de cuentas. Se tiene que hacer campaña y ser elegido, como lo hicimos nosotros", apuntó el embajador mexicano.
Heller indicó que México se ha hecho escuchar en estos dos años en asuntos como el conflicto del Sahara Occidental, en el que su delegación ha demostrado un particular interés y ha sido protagonista de intensos debates.
Fue a propuesta de México que el Consejo de Seguridad abordó el mes pasado el violento desmantelamiento del campamento de protesta saharaui de Gdaim Izik, en las afueras de El Aaiún, que originó graves disturbios en el territorio.
También fue uno de los países que más presionó para incluir un mecanismo de supervisión de la situación de los derechos humanos en el mandato de la misión de la ONU en el Sahara Occidental (Minurso), aunque al final tuvo que conformarse con una mención a la "dimensión humana" del conflicto entre el Frente Polisario y Marruecos.
México también mostró un interés particular en la situación de los menores afectados por conflictos armados.
Durante su presidencia rotatoria del Consejo logró impulsar nuevas medidas para reforzar la protección de estos niños y perseguir a los grupos armados responsables de violar sus derechos.
México fue elegido por la Asamblea General de la ONU en 2008 para ocupar uno de los dos puestos no permanentes del Consejo de Seguridad reservados para Latinoamérica durante el período 2009-2010.
Tras concluir el mandato la semana que viene, Colombia relevará a la delegación mexicana y compartirá con Brasil la responsabilidad de representar a la región en el máximo órgano internacional de seguridad.