La jefa del Gobierno alemán, que recordó el "orgullo" que sintió cuando Joseph Ratzinger fue elegido Papa hace ocho años, dio en una intervención pública urgente las "gracias" a Benedicto XVI por su pontificado y le deseo "de todo corazón" lo mejor para la etapa que se abre en su vida tras la renuncia.
Merkel consideró que la decisión de renunciar, que se hará efectiva el próximo 28 de febrero, es una cuestión "difícil" por sus implicaciones y singularidad, por lo que merece su "máximo respeto".
También se mostró convencida de que el bávaro Benedicto XVI ha tomado su decisión teniendo en cuenta a la institución religiosa que preside y a sus feligreses.
La canciller destacó de Benedicto XVI su "profunda cultura", que empleaba para contextualizar los asuntos que abordaba, su "vivo interés por la integración europea" y por haber impulsado activamente el "diálogo" interconfesional con "otras iglesias y religiones", como los ortodoxos y los judíos.
Además, Merkel, que es protestante, indicó que a su juicio el papa alemán es "uno de los más significativos pensadores religiosos de nuestra época".
La Conferencia Episcopal Alemana calificó la renuncia como un "luminoso ejemplo de responsabilidad y de amor viviente por la Iglesia".
"Cristo le confió, a través del Espíritu Santo, el cargo de San Pedro. En el momento en que empezaron a faltarle fuerzas para servir a la Iglesia, ha vuelto a poner el cargo en las manos de Dios", señaló en un comunicado el presidente de la Conferencia Episcopal, el arzobispo de Friburgo Robert Zollitsch.
"Se trata de un gran gesto desde el punto de vista humano y religioso", agrega el comunicado.
Zollitsch dice también que toda la carrera eclesiástica y académica de Benedicto XVI ha estado marcada por el esfuerzo de tender puentes entre la fe y la razón y entre las distintas confesiones cristianas.