Eso sí, más del 86 % de los rumanos que han votado lo han hecho a favor del cese de Basescu, que no se hará efectivo al participar en la consulta sólo el 45,92 % de los electores, según informó la Oficina Electoral Central (BEC), en una estimación que no incluye los votos del extranjero y las secciones de voto volantes.
De confirmarse estos datos, Basescu volvería así al palacio presidencial y podría agotar su segundo y último mandato, que finaliza en 2014.
El resultado del referéndum pondrá a Rumanía en una difícil situación política, al menos hasta las elecciones legislativas de otoño.
Basescu, de centro-derecha, deberá cohabitar con el Gobierno de socialdemócratas y liberales que emprendió el frustrado proceso de revocación del jefe del Estado.
En el poder desde el mes de mayo, cuando triunfó una moción de censura contra el último gobierno conservador fiel a Basescu, el Gobierno del socialdemócrata Victor Ponta vivió una guerra abierta con el presidente los poco más de dos meses en que ambos coincidieron en el poder.
La agria disputa monopolizó la vida pública del país y acabó en el procedimiento de destitución de Basescu.
El propio presidente interpretó la insuficiente participación como una muestra del rechazo de los rumanos al procedimiento de destitución emprendido contra él por la mayoría gubernamental.
Tras la votación dijo que los rumanos han "rechazado el golpe de Estado" de la mayoría social-liberal que intentaba derrocarlo.
El presidente fue suspendido de sus funciones el pasado 6 de julio, acusado de violaciones graves de la Constitución, y sus aliados conservadores habían llamado al boicot para que no se alcanzara la participación necesaria en la polémica consulta.
El referéndum fue seguido de cerca por la Comisión Europea, que ha criticado duramente la manera en que el Gobierno de Ponta, ha procedido para forzar la destitución de Basescu.
El jefe de Gobierno consideró el abrumador apoyo de los votantes a la destitución de Basescu, promovido por su coalición, como una legitimación de su Gobierno.
"Cualquier político que pueda ignorar la voz de nueve millones de rumanos está alejado de la realidad", dijo en una primera reacción.
"Las acusaciones de fraude han resultado ser una mentira", agregó Ponta, en referencia las acusaciones lanzadas ya antes del referéndum por Basescu y sus aliados.
El primer ministro, acosado también por un supuesto escándalo de plagio de su tesis doctoral, aseguró asimismo que su ejecutivo respetará la decisión del Tribunal Constitucional de Rumanía sobre la validez del referéndum.
Esta Corte estableció la necesidad del quórum de participación, después de que el Gobierno lo eliminara en un polémico decreto ley que hubo de rectificar ante la decisión del tribunal y las exigencias de la Comisión Europea.
La oficina electoral dará a lo largo de la jornada de mañana, lunes, el resultado final del referéndum.
Todo apunta a que Basescu volverá a la jefatura del Estado de un país más dividido y polarizado que nunca en torno a esta figura política colosal y polémica.