El presidente de EEstados Unidos., Barack Obama, y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, encabezaron una solemne ceremonia en la base aérea de Andrews (Maryland), hasta donde llegaron en avión los cuerpos del embajador en Libia, Chris Stevens, y los otros tres estadounidenses asesinados en Bengasi.
"La justicia llegará para aquellos que dañen a estadounidenses", dijo Obama, quien subrayó que su Gobierno "se mantendrá firme ante la violencia" en las misiones diplomáticas, pero recordó al mismo tiempo la "obligación" de otros países de proteger al personal de las embajadas.
Mientras el mandatario hablaba, más de una decena de países en el mundo musulmán vivía los últimos momentos de un llamado "viernes de ira" en respuesta a un vídeo sobre Mahoma considerado blasfemo, con protestas ante legaciones estadounidenses que dejaron decenas de heridos y al menos seis muertos, tres en Sudán y tres en Túnez.
No obstante, el Departamento de Estado aseguró hoy que todo el personal estadounidense está "a salvo y localizado" tanto en Túnez como en Saná (Yemen) y Jartum (Sudán) y que, hacia las 21.00 GMT, las protestas habían remitido en su mayoría.
"Sabíamos que los viernes son tradicionalmente un día de protestas en gran parte del mundo islámico, y en parte por eso hemos estado trabajando tanto para fortalecer la seguridad y dejar muy claro que no tenemos nada que ver con el vídeo", dijo la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, en rueda de prensa.
Nuland relativizó el impacto de las protestas, al señalar que han estado protagonizadas por una "pequeña minoría de las poblaciones en la región", cuyos Gobiernos están "respondiendo extraordinariamente bien y enviando los mismos mensajes" que ha emitido Hillary Clinton.
La portavoz atribuyó el caos a que, "en algunos casos, la virulencia de las protestas ha tomado por sorpresa a las fuerzas de seguridad locales" y destacó la buena salud de los lazos con la región, especialmente con Egipto, cuyo presidente Mohammed Mursi incomodó a Washington con su retraso en condenar el ataque en Libia.
"En algunos casos, hemos tenido que trabajar mucho con ellos para llegar a la respuesta adecuada y en la intensidad apropiada", señaló. "Pero ahora, en todos los casos, los Gobiernos se toman esto de forma extremadamente seria y están trabajando extremadamente bien con nosotros. Este es el caso en Túnez, Libia y Egipto", añadió.
Desde la base aérea de Andrews, Clinton instó hoy a los Gobiernos en el mundo musulmán a controlar las revueltas, al señalar que los países de la Primavera Árabe "no han cambiado la tiranía de un dictador por la tiranía de una multitud violenta".
"La gente responsable y los líderes responsables en estos países tienen que hacer todo lo que puedan para restaurar la seguridad y traer ante la justicia a aquellos que están detrás de estos actos violentos", consideró la secretaria de Estado.
Clinton habló hoy por teléfono con el presidente tunecino, Moncef Marzuki, para "asegurar" que están "haciendo todo lo posible para mantener la situación bajo control", según explicó Nuland.
Por su parte, el vicepresidente de Estados Unidos., Joe Biden, telefoneó a su par de Sudán, Ali Osman Taha, para recordarle la responsabilidad del Gobierno sudanés de resguardar la seguridad de las instalaciones diplomáticas en ese país, según la Casa Blanca.
Biden estuvo junto a Obama y Clinton en la ceremonia militar por los cuatro fallecidos en Libia, a la que también asistió la embajadora ante la ONU, Susan Rice, y el exsecretario de Estado Colin Powell, entre otras personalidades.
Además del embajador Chris Stevens, el ataque en Bengasi costó la vida al funcionario Sean Smith y los exmilitares Tyrone Woods y Glen Doherty, definidos por Obama como "cuatro patriotas" que demostraron que a Estados Unidos "no sólo le preocupan" sus "intereses", sino también los del resto del mundo.