Esposa de ex alcalde de Iguala queda sujeta a proceso en México

Un juez mexicano abrió proceso por delincuencia organizada contra María de los Ángeles Pineda, esposa del ex alcalde de la ciudad de Iguala, acusada de ser parte de un grupo criminal que hizo desaparecer a 43 estudiantes en septiembre, informaron hoy fuentes judiciales.

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María de los Ángeles Pineda Villa.

De acuerdo con la resolución dada a conocer por el Consejo de la Judicatura Federal, Pineda Villa, presa en el penal femenino de máxima seguridad de Tepic, presuntamente está relacionada con la organización Guerreros Unidos desde 2005, antes de que su marido, José Luis Abarca, asumiera la alcaldía en 2012.

La mujer, hermana de dos ex operadores del cártel de los Beltrán Leyva asesinados en 2009, supuestamente daba protección y apoyo a los Guerreros Unidos para lavar dinero.

Lo hacía, según la acusación, "a través de la compra de bienes muebles e inmuebles o bien, trasladando e invirtiendo numerario producto de la venta y distribución de droga, principalmennte en el estado de Guerrero y otras entidades federativas en las que dicho cártel tiene presencia", según un comunicado.

El juez de distrito de procesos penales federales que lleva el caso en la ciudad de Toluca, en el centro de México, estimó que hay suficientes elementos para procesarla por narcotráfico y operaciones con recursos de procedencia ilícita.

Las autoridades establecieron que desde 2009 recibió en cuatro cuentas bancarias depósitos por 12.7 millones de pesos (unos 980,000 dólares) que "con probabilidad procedían ilícitamente del grupo delictivo", además de que no pudo justificar ante las autoridades fiscales ingresos por unos 235,000 dólares.

Abarca y su esposa fueron detenidos en noviembre, después de más de un mes prófugos, como supuestos artífices intelectuales de un ataque contra estudiantes de la escuela del magisterio de Ayotzinapa, ocurrido en Iguala, una ciudad ubicada en el sureño estado de Guerrero a 200 kilómetros al sur de la capital.

Los jóvenes fueron perseguidos por policías municipales, que los entregaron después a sicarios de Guerreros Unidos. Además de los desaparecidos hubo seis muertos y 25 heridos.

Después de su captura, los jóvenes presuntamente fueron asesinados y calcinados en un basurero de la vecina localidad de Cocula, y sus cenizas fueron arrojadas a un río.

Hasta ahora sólo se han podido identificar los restos de uno de ellos y continúan análisis de ADN a cenizas y algunos pocos fragmentos óseos en un laboratorio especializado de la universidad de Innsbruck, Austria. (DPA)