Biden sale del G7 con compromisos frente a China y tras hablar de Rusia

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, cierra este domingo su participación en la cumbre del G7 en Carbis Bay (Reino Unido) tras haber logrado alcanzar algunos compromisos de sus socios frente a China y hablar de su próximo cara a cara con su homólogo ruso, Vladímir Putin, en Ginebra.

Durante los tres días que ha durado el encuentro, el mandatario estadounidense ha presionado al grupo de las democracias más industrializadas del mundo -integrado por EE.UU., Canadá, el Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y la Unión Europea- para actuar frente al avance de Pekín.

Tras los desencuentros de cumbres pasadas protagonizados por su antecesor en el cargo Donald Trump, Biden ha mostrado una mayor sintonía y conexión con sus aliados, como ha quedado patente en la reunión bilateral que mantuvo con el presidente francés, Emmanuel Macron.

Sin embargo, esto no ha impedido que se hayan dado discrepancias entre unos y otros.

CON LA VISTA PUESTA EN CHINA

Biden acudía a esta cumbre con el punto de mira puesto en China, país con el que EE.UU. mantiene una competición por la hegemonía mundial, pero no ha convencido a todos sus aliados a la hora de adoptar acciones contundentes.

A un lado han estado Biden y los primeros ministros de Canadá, Justin Trudeau, y del Reino Unido, Boris Johnson, más partidarios de la acción frente al gigante asiático.

Y al otro se han posicionado la canciller alemana, Angela Merkel, el jefe del Gobierno italiano, Mario Draghi, y la Unión Europea (UE), más inclinados por tener una relación de cooperación con China.

Aun así, Biden ha conseguido arrancar un acuerdo del G7 para lanzar un gran plan de infraestructuras para contrarrestar el megaproyecto chino "One Belt, One Road" (Una ruta, un cinturón), con el que Pekín pretende revitalizar la Ruta de la Seda mediante la modernización de infraestructuras y telecomunicaciones.

Anunciado en 2013 por el presidente chino, Xi Jinping, tiene como objetivo construir puertos, carreteras y ferrocarriles para crear nuevos corredores comerciales que unan China con Europa, África y otras partes de Asia.

El proyecto del G7 ha sido bautizado como "Build back better for the world" (Reconstruir mejor para el mundo) y quiere responder a las necesidades de infraestructuras de países de ingresos medios y bajos de Latinoamérica, el Caribe, África y el Indopacífico.

Pese a que Biden no ha podido sacar acciones más duras por parte del G7 ante China, se da por satisfecho.

Un funcionario de alto rango de su Administración comentó el sábado en una llamada con los periodistas que si se echa la vista atrás, en la cumbre de 2018 ni siquiera se mencionaba explícitamente a China en el comunicado final, pese a que había párrafos enteros sobre Corea del Norte y Rusia.

"En aquel entonces, no se pudo alcanzar un consenso sobre nada relacionado con China", subrayó el responsable.

PUNTOS DE CONVERGENCIA CON LOS ALIADOS

Según el funcionario, durante estos días ha habido áreas de "convergencia" entre los aliados como la necesidad de trabajar para reaccionar juntos a las prácticas económicas de Pekín ajenas al mercado, que en su opinión son "dañinas" y "distorsionan" la economía global".

Además, los socios del G7 están dispuestos a denunciar los supuestos abusos de derechos humanos por parte de China, incluyendo los que se producen en la provincia noroccidental de Xinjiang, y a adoptar acciones frente a los trabajos forzosos en las cadenas de suministro.

Más allá de China, otro de los afanes de Biden estos días ha sido preparar su primer cara a cara con Putin del próximo 16 de junio en Ginebra.

Sobre este asunto ha conversado con Macron y Merkel en los encuentros bilaterales que ha tenido en los márgenes del G7, aunque apenas han trascendido detalles sobre lo que han hablado al respecto.

Biden acudía a este G7 con el objetivo de devolver la política exterior de su país al multilateralismo tras los cuatro años de mandato de Trump, dedicado a la exaltación del nacionalismo tanto dentro como fuera de EE.UU. Y desde luego que el demócrata se ha entregado a ello.

Antes del comienzo del G7 tuvo un cara a cara con Johnson, con el que firmó una nueva Carta del Atlántico para sentar los objetivos de sus dos países de cara al futuro.

Durante la cumbre ha celebrado reuniones bilaterales con casi todos los líderes.

Durante su encuentro con Macron, Biden manifestó su "muy fuerte apoyo a la Unión Europea, mientras que el mandatario francés mencionó su compromiso de contribuir a la OTAN.

Asimismo, mantuvo un breve cara a cara con Merkel, con la que habló sobre la pandemia y a la que recibirá el próximo 15 de julio en la Casa Blanca.

El presidente estadounidense también se vio por separado con Draghi, al que agradeció el apoyo continuo de Italia "a la paz y la seguridad de Afganistán", según la Casa Blanca.

Y con el primer ministro japonés, Yoshihide Suga, conversó sobre los desafíos en la región del Indopacífico, así como sobre Corea del Norte, China y la preservación de la estabilidad en el estrecho de Taiwán.

Biden parte ahora a Bruselas, donde el lunes participará en la cumbre de la OTAN, y al día siguiente en otra entre EE.UU. y la UE, antes de viajar a Ginebra para la reunión con Putin el miércoles.