Ni la irrupción de Rebeca Andrade en la elite mundial, ni la caída de Kohei Uchimura, ni el dominio de los equipos rusos. Todo lo que pasó bajo el imponente techo de madera de alerce del gimnasio Ariake durante los Juegos de Tokio quedó eclipsado por el puñetazo que dio Simone Biles, en plena competición, sobre el tablero del deporte mundial.
La pirueta de Simone Biles remueve las conciencias
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