Vista este martes, de destrozos, tras las protestas que se registraron en la ciudad ayer, en el barrio Van Nuys, en Los Ángeles (EEUU). Después de tres noches de toque de queda Los Ángeles afronta, como otras ciudades progresistas de Estados Unidos, un enrevesado dilema interno: cómo apoyar las protestas en contra del racismo y la brutalidad policial, sin respaldar o pasar por alto los disturbios y la violencia.
El dilema del EEUU progresista: cómo apoyar protestas sin respaldar violencia
