Con oro, sal y algodón, el emperador azteca Cuitláhuac quiso convencer al pueblo de Tlaxcala que abandonara la alianza con el conquistador español Hernán Cortés que hubiera impedido hace 499 años el comienzo de la caída de la capital de México-Tenochtitlán.
El oro y la sal que Cuitláhuac ofreció a Tlaxcala para vencer a Cortés
