El mar de Nápoles (sur) esconde en sus profundidades un tesoro arqueológico: los restos de la antigua Baia, hace dos milenios meta vacacional para los romanos más poderosos pero cuyas villas, termas y mosaicos acabaron bajo el agua por un lento e inexorable fenómeno volcánico. Hasta nuestros días.
Baia, descenso a la ciudad romana engullida por el mar
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