El presidente francés, Nicolas Sarkozy, se presentó como garante del euro ante los ataques de los especuladores, una tarea en la que afirmó no escatimará esfuerzos junto con la canciller alemana, Angela Merkel.
"Haré todo lo posible por preservar el euro. No dejaremos a los especuladores acabar con uno de los grandes logros europeos", afirmó el presidente galo durante el discurso de Año Nuevo a las fuerzas económicas del país.
Sin detallar ninguna medida concreta, sin precisar si se muestra favorable a aumentar el fondo de ayuda a los países en dificultad, como reclaman algunos miembros de la Unión Europea (UE), Sarkozy afirmó que defenderá la divisa europea.
"Haremos todo lo que esté en nuestro poder para defender el euro en 2011 si de declararan nuevas tensiones", aseguró el presidente.
Como ejemplo, Sarkozy puso los rescates de Grecia e Irlanda y la creación del fondo de estabilización de 750 millones de euros para futuras crisis.
La actual, dijo el presidente, es la mayor crisis a la que se ha enfrentado Europa desde la adopción de la moneda única, pero "gracias a la movilización de los europeos, gracias a la fuerza del eje franco-alemán, se han superado los retos reforzando la integración económica europea".
El presidente pronunció ese discurso en la planta del fabricante aeronáutico europeo Airbus, un fruto también de la cooperación entre París y Berlín, una de las empresas más afectadas por la fortaleza de la divisa europea frente al dólar, puesto que sus centros de producción están en el Viejo Continente pero los aviones se venden en la moneda norteamericana.
Antes de su discurso, el presidente mostró a trabajadores y ejecutivos del grupo su solidaridad y se comprometió a luchar contra la competencia desleal que supone esa diferencia de cotización, pero sin que ello signifique debilitar al euro.
Más allá de la ayuda a los países atacados por los especuladores, Sarkozy señaló que es importante reducir la deuda de los Estados y se mostró dispuesto a dar ejemplo.
Aseguró que el déficit francés será a finales de este año del 6 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) y la mitad en 2013, un objetivo que se comprometió a cumplir "sea cual sea la tasa de crecimiento" que se registre.
Para 2011, Sarkozy espera que Francia crezca por encima del 1.5por ciento, lo que servirá para que el país siga creando empleo.
Pero la obligación de mantener el equilibrio de las cuentas públicas, que el presidente desea introducir en la Constitución del país, depende más, afirmó, del control del gasto del Estado, para que no afecte a la competitividad de las empresas.
"Disminuir el gasto público, que representa actualmente la mitad de la riqueza producida cada año en nuestro país, constituye una necesidad absoluta para preservar nuestro modelo social", aseguró el presidente, que señaló que en ese sentido va la reforma de las pensiones adoptada que alarga dos años la vida activa de los franceses.
Junto con Merkel, a quien citó en varias ocasiones en su discurso, Sarkozy espera incrementar la integración económica de los miembros porque "no se puede compartir la misma moneda y tener estrategias económicas diferentes".
Antes de su discurso, Sarkozy había enviado un aviso a Irlanda, a quien reprochó mantener muy bajos los impuestos a las empresas pese a haberse visto obligado a acudir a la ayuda europea para afrontar la crisis provocada por su elevada deuda.
"Nuestro principal desafío constituye reforzar la integración económica europea", aseguró Sarkozy, que apostó por que los miembros adopten "estrategias de convergencia macroeconómicas y estructurales".
En estos temas, Sarkozy afirmó que trabaja junto con Merkel, con quien ha comenzado ya a avanzar en la convergencia fiscal.
En clave interna, el presidente galo destacó que las prioridades del Gobierno para 2011 serán "el empleo, la competitividad y la preservación del modelo social".
Para lograrlo, Sarkozy rechazó para lograrlo el aumento de los impuestos porque "llevaría al país hacia la decadencia".