Powell vuelve a Jackson Hole con una inflación a la baja, pero todavía lejos del objetivo

El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Jerome Powell, volverá este viernes a la localidad de Jackson Hole (Wyoming), donde cada año se celebra la famosa conferencia económica del mismo nombre, con una inflación por fin a la baja pero lejos del objetivo de los reguladores del 2 %.

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El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Jerome Powell, en una fotografía de archivo. EFE/EPA/MICHAEL REYNOLDS

Con todo, el máximo responsable del banco central estadounidense tiene motivos para celebrar: tras emprender una serie de subidas del tipo de interés oficial que lo han llevado a su nivel más alto de las últimas dos décadas, la economía del país muestra signos de resiliencia y parece adentrarse en ese "soft landing" (aterrizaje suave) que muchos economistas veían improbable.

El último dato de inflación, el de julio, fue del 3.2 %, ligeramente por encima del registrado en junio pero muy por debajo del máximo de 9.1 % alcanzado hace solo un año -mientras que la inflación subyacente, la que más controla la Fed, sigue a la baja.

Mientras tanto, la tasa de desempleo se mantiene en un sólido 3.5 %, una situación generalmente considerada de pleno empleo, a pesar de que la creación de nuevos puestos de trabajo se está ralentizando a medida que los altos tipos de interés enfrían la economía estadounidense.

¿MÁS FRÍO TODAVÍA?

Pero, ¿cuánto enfriamiento se necesita para mantener subyugada la inflación sin reventar la buena racha del mercado laboral? Ese es el principal desafío de Powell, y los empresarios y economistas de todo el mundo escrutarán su discurso, programado el viernes a las 14:05 GMT, en busca de pistas sobre el rumbo que tomará la Fed en los próximos meses.

Más aún cuando apenas se cumplen unos meses del primer gran susto desde que el banco central empezó a subir los tipos: el colapso de las firmas Silicon Valley Bank y Signature Bank (y, más tarde, el First Republic) tras verse acosadas por problemas de liquidez exacerbados por la transición a una política monetaria restrictiva.

El pánico bancario se mitigó entonces gracias, en parte, a la rapidez y la contundencia de la Fed y del Departamento del Tesoro, que intervinieron las firmas en riesgo y aprobaron nuevos instrumentos de crédito para asegurar la liquidez de la banca.

Sin embargo, el temor de la siempre presente crisis de 2008 llevó a muchos analistas a especular que la Fed podía poner fin a sus subidas de tipos para asegurar la estabilidad del sector.

No andaban muy desencaminados: en junio, el banco central hizo un punto y seguido en su política de tipos restrictivos, pausando las subidas por primera vez desde marzo del año pasado mientras valoraba sus efectos en la economía.

Pero la contención no duró mucho y los gobernadores de la Fed decidieron continuar con sus subidas un mes después, aumentando las tasas en 0.25 puntos porcentuales en julio, hasta una horquilla de entre el 5.25 y el 5.5 %.

Esta cifra está en línea con las estimaciones del propio banco central, que en su último informe de predicciones sugería que la tasa se situará en un 5,5 % a finales de año -algo por encima de sus estimaciones de marzo, una muestra de lo persistente de la inflación.

Dependiendo de la lectura que los gobernadores de la Fed hagan de la situación económica, la de julio podría ser la última subida de tipos de interés. O podría ser también el comienzo del último empujón de las autoridades para alcanzar ese ansiado 2 % de inflación que algunos expertos consideran ya una quimera.

Además del discurso de Powell, pasarán por los escenarios de Jackson Hole la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde (el viernes a las 19.00 GMT), el vicegobernador de Política Monetaria del Banco de Inglaterra Ben Broadbent (el sábado a las 16.25 GMT), y el gobernador del Banco de Japón, Kazuo Ueda (también el sábado, a la misma hora).