La compañía recientemente contrató una firma externa para investigar actividades no autorizadas en un sistema de seguridad interno, según informó en un mensaje a empleados en Estados Unidos al que tuvo acceso The Wall Street Journal (WSJ).
En el mensaje, McDonald’s dijo que la filtración afectó a alguna información de contacto de empleados y franquicias en Estados Unidos, junto a datos sobre los restaurantes, como su aforo máximo.
Según la empresa, no se vieron afectados datos de clientes ni métodos de pago y la información de empleados no era personal ni sensible.
McDonald’s explicó que sus divisiones en Corea del Sur y Taiwán notificaron el ataque a reguladores el viernes y que contactarán a clientes y empleados, algo que también hará en otros países afectados.
Según la empresa, sus negocios no se vieron afectados y el ataque no fue de tipo “ransomware”, en el que los “hackers” demandan un pago para devolver datos y control a las compañías, como los que recientemente afectaron a la empresa de producción cárnica JBS y Colonial Pipeline, la mayor red de oleoductos de EE.UU.
Ambas empresas pagaron rescates de varios millones de dólares a los piratas informáticos después de que sus operaciones se vieran fuertemente afectadas.