Los analistas esperaban un aumento del 0.8 por ciento. En marzo había sido del 0.5 por ciento, el nivel más bajo desde 2010.
La bajada de los precios viene aumentando la presión sobre el BCE desde hace meses para que flexibilice aún más su política monetaria. La entidad espera que la mejora de la coyuntura vaya tirando de la inflación para alejarse de una posible deflación.
La deflación es un periodo de bajada de precios que frena el crecimiento porque los consumidores y empresas evitan hacer gastos a la espera de un mayor abaratamiento.
El presidente del BCE, Mario Draghi, subrayó varias veces en los últimos tiempos que no sólo la caída de los precios es un problema, sino también una inflación demasiado baja. El BCE considera una tasa cercana al dos por ciento como la ideal para la estabilidad de precios. (DPA)