La favorable posición que presenta ahora la mayoría de los países de la región se debe al nuevo paradigma de sus economías, basado en la reducción de su dependencia a los flujos de cartera y crédito bancario y un mayor uso de inversión extranjera directa y remesas.
Esa es la conclusión del informe “Flujos internacionales hacia América Latina: ¿Haciendo olas?”, que fue presentado este miércoles en esta capital en anticipación de la Reunión Anual de Primavera del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
De acuerdo con el reporte, en los últimos 10 años la inversión extranjera directa y las remesas han pasado a representar una proporción más alta de los flujos netos a la región que los flujos más volátiles no relacionados con la inversión directa.
Esta situación contribuirá en parte a que las turbulencias financieras internacionales no deriven “en el tipo de crisis domésticas que solían causar”, dijo el economista en jefe del BM para Latinoamérica y el Caribe, Augusto de la Torre.
En rueda de prensa durante la presentación del informe, De la Torre indicó que la estabilidad de estos flujos, junto con las mejoras en los marcos macroeconómicos y de política financiera de la región, le brinda a varios países de América Latina una mejor capacidad de absorber golpes externos.
El reporte destacó además que la buena noticia sobre la fuerte posición que mantienen las finanzas de Latinoamérica no debe ser motivo para disipar la preocupación que existe en torno al actual patrón de bajo crecimiento de la región.
Dijo que factores externos como la disminución en el precio de los metales industriales y una mayor incertidumbre respecto al crecimiento de China, están teniendo su efecto en el crecimiento de la región, que se espera sea de 2.3 por ciento este año.
De la Torre indicó que frente a este panorama, la tarea para los países de la región es construir capacidad de amortiguación, reservas internacionales altas, políticas modernas, monedas más flexibles, ahorros fiscales, sistemas bancarios con buenas provisiones y buen capital.
“Todos estos factores ayudarán a amortiguar choques externos”, dijo.
El informe concluyó que los países de la región que ya han logrado atraer un volumen considerable de inversión extranjera directa deberán ahora esforzarse por capitalizar cualquier factor externo positivo.
“Maximizar los efectos de aprendizaje y la difusión tecnológica de la inversión extranjera directa ayudaría a elevar la productividad y compensar la baja competitividad externa que suele acompañar el patrón de crecimiento basado en la demanda interna que caracteriza a la región”, apuntó el documento.