"No vemos una relación directa entre la rebaja de la nota de la deuda estadounidense y la calificación de la banca", explicaron hoy los analistas Stuart Plesser y John Bartko durante una conferencia telefónica sobre el estado de las entidades bancarias de Estados Unidos y los efectos de la degradación de la nota de este país.
Los expertos de Standard & Poor's, que el viernes rebajó la máxima nota de la deuda a largo plazo de Estados Unidos y la colocó en perspectiva "negativa", no quisieron aventurar, sin embargo, si existiría un impacto sobre la calificación de los bancos si se produce una nueva degradación de la nota del país hasta "AA", como han advertido que podría suceder entre los próximos seis a 24 meses.
En un documento difundido este lunes para acompañar a esa conferencia telefónica, Standard & Poor's reiteró que una segunda rebaja de la nota de Estados Unidos se produciría si ven "una menor reducción del gasto público de la acordada, un aumento de los tipos de interés o nuevas presiones fiscales".
En ese informe, la agencia de medición de riesgo analiza el comportamiento de la banca estadounidense en el segundo trimestre del año, cuando el sector registró un aumento en sus beneficios y la mejora de la calidad de sus activos continuó.
Así, entre abril y junio de este año Standard & Poor's no aplicó ninguna rebaja a la calificación que le merecen estas entidades bancarias, mientras que sí realizó dos revisiones al alza, en los casos de Associated Banc Corp y Wilmington Trust Corp.
Por lo que se refiere a la banca de inversión, la agencia vio una positiva tendencia en las adquisiciones y fusiones, aunque aseguró que esas mejoras serán menos probables en el futuro "mientras el rumbo económico de Estados Unidos se debilita y los problemas de la deuda soberana continúan".
Por ello, Standard & Poor's prevé que la situación del segundo trimestre se mantenga en el último tramo del año, pero en el tercer trimestre de 2011 le preocupan más los problemas de deuda -dentro y fuera de Estados Unidos-, la ralentización económica y los peligros derivados de las hipotecas, entre ellos los litigios a los que se enfrentan diferentes entidades, como Bank of America.
Ante esos nuevos retos, el sector bancario verá en el conjunto de 2011 un moderado descenso en su facturación, un leve avance en sus gastos, una continuada mejoría en su calidad crediticia y un moderado ascenso en su beneficio neto, siempre según los pronósticos de esa agencia.