La estimación preliminar que la oficina de estadística comunitaria Eurostat publicó este miércoles, aunque no recoge todavía el impacto de la guerra en Ucrania, apunta efectivamente a la energía como principal factor de este incremento: su crecimiento con respecto a febrero de 2021 fue del 31.7 %, casi tres puntos más que el alza observada hace un mes.
Pero la inflación se está expandiendo también a otras categorías de productos como los alimentos frescos, cuyos precios subieron un 6.1 % en febrero (un punto más que en enero).
Si a los alimentos se suman el alcohol y el tabaco, la inflación del mes pasado se sitúa en el 4.1 %, un porcentaje que es seis décimas superior al del mes anterior.
En niveles inferiores, pero positivos, se encuentran los bienes industriales no energéticos y los servicios, con incrementos de sus precios del 3 % y del 2.5 %, respectivamente.
PRESIÓN SOBRE EL BCE
Estos datos sobre la inflación de la zona euro redoblan la presión a la que se enfrenta el Banco Central Europeo (BCE) desde hace meses, puesto que el mandato del instituto emisor es conseguir una inflación en el medio plazo que cercana al 2 %.
El dato de enero (del 5.1 %) ya sorprendió al organismo liderado por Christine Lagarde, como ella misma reconoció en sus últimas comparecencias en el Parlamento Europeo, aunque pidió prudencia al analizar los datos porque el aumento de los precios se debe principalmente a factores de oferta -como los precios energéticos y los problemas de suministro- y no de demanda.
“Si pusiéramos fin gradualmente a las compras de activos y subiésemos los tipos de interés ¿tendría algún efecto en los precios de la energía? No lo creo”, dijo Lagarde a principios de febrero ante la comisión de Asuntos Económicos y Monetarios de la Eurocámara.
En aquel momento la presidenta del BCE pidió no sacar conclusiones "prematuras" porque "las perspectivas son demasiado inciertas", al tiempo que recalcó que el organismo sólo endurecería su política monetaria si "las proyecciones a medio plazo apuntasen a una inflación por encima del objetivo".
En esta misma línea, la francesa señaló que la zona euro no sufre actualmente de un “exceso de demanda” o de un “sobrecalentamiento” del mercado laboral que hiciera saltar las alarmas de una inflación persistentemente alta en el medio plazo, como sí ocurre en Estados Unidos.
“Esto aumenta la probabilidad de que las actuales presiones de precios disminuyan antes de afianzarse, lo que nos permitirá cumplir nuestro objetivo del 2 % en el medio plazo”, argumentó
DIFERENCIAS ENTRE PAÍSES
Entre los socios de la moneda común se observan notables diferencias en su inflación de febrero, con Lituania (13.9 %) y Estonia (12.4 %) como únicos países que superan los dos dígitos de los doce miembros con un porcentaje superior a la media.
Por detrás se encuentran Bélgica (9.6 %), Letonia (8.9 %), Eslovaquia (8.2 %), Luxemburgo (7.8 %), España (7.5 %), Países Bajos (7.2 %), Eslovenia (7 %), Grecia (6.3 %), Italia (6.2 %) y Chipre (5.9 %).
Sin embargo, las dos grandes economías de la eurozona, Alemania y Francia, registraron en febrero una inflación por debajo del promedio (del 5.5 % y 4.1 %), respectivamente, al igual que Finlandia y Malta (4.3 %), Portugal (4.4 %), Austria (5.5 %) e Irlanda (5.7 %).