Japón acapara críticas por desencadenar una guerra de divisas que se tolera

Japón acapara críticas por desencadenar una guerra de divisas con una política monetaria muy expansiva, que se tolera, y con la que quiere hacer frente a la deflación e impulsar el crecimiento.

El problema actual con las divisas será uno de los asuntos que traten los ministros de Finanzas y los gobernadores de bancos centrales de los países del G20 en la reunión que se celebra en Moscú a partir del viernes.

Los representantes de las principales economías del mundo han manifestado desde hace semanas su preocupación por la depreciación del yen, que favorece las exportaciones niponas, y por el fuerte endeudamiento estatal de Japón.

Antes del comienzo de la reunión de los países del G20, los ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales de los países del G7 publicaron una declaración conjunta en la que expresan su deseo de cooperar para evitar una depreciación artificial de las divisas.

El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, dijo que el G20 asumirá la declaración del G7.

Los siete países más industrializados del mundo (Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Canadá, Italia y Japón) se comprometen a que las fuerzas del mercado determinen los tipos de cambio de las divisas.

Los mercados financieros interpretaron esta declaración como una tolerancia a la política monetaria actual, sobre todo de Japón.

La jornada anterior la subsecretaria de Asuntos Internacionales del Tesoro de Estados Unidos, Lael Brainard, lanzó la misma señal.

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, dijo en Madrid que "no hay nada que se le parezca a una guerra de divisas", y que por lo tanto, hablar de ello "es exagerado".

El vicepresidente del BCE, Vitor Constancio, dijo en Helsinki que el BCE sólo tiene en consideración el tipo de cambio del euro si afecta a la valoración de la inflación, lo que fue interpretado como un catalizador positivo ya que apenas previó cambios en las nuevas proyección económicas que el BCE publicará en marzo.

El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, advirtió de aplicar medidas para lograr debilitar al euro, ya que desencadenaría al final una inflación más elevada.

Weidmann dijo que "la evolución de los tipos de cambio se tiene en cuenta en las decisiones de política monetaria ya que influye en la evolución de los precios".

Pero "una política de tipo de cambio para debilitar al euro terminaría en una inflación más elevada", añadió Weidmann.

"El tipo de cambio debe ser un efecto de la política monetaria y no su objetivo", dijo la analista de divisas de Commerzbank Caroline Hecht.

Además, si un banco central debilita su divisa existe el peligro de que la ventaja competitiva que se logra a corto plazo se pierda a largo plazo porque la depreciación genera inflación.

En 2010 Estados Unidos también fue criticado por desencadenar una fuerte depreciación del dólar con su política monetaria para afrontar el estancamiento económico y que llevó a otros países a prevenir la apreciación de sus divisas.

Entonces el dólar se depreció entre finales de agosto y principios de noviembre frente a la mayoría de las principales divisas, lo que unido al diferencial de las tasas de interés, convirtió al billete verde en la moneda de financiación para las operaciones de "carry trade" e intensificó los flujos de capital a mercados emergentes.

Actualmente también se observa que el yen es la divisa de financiación para las operaciones "carry trade" y que el dólar tiene una tendencia a largo plazo muy positiva, según Hecht.

El Banco de Japón ha contribuido a la fuerte depreciación del yen con una política monetaria muy expansiva desde hace meses y con más intensidad desde finales de enero cuando el Banco de Japón (BoJ) anunció que pasará a un compromiso abierto de compra de activos el próximo año y que duplicará su meta de inflación a 2 por ciento.

El presidente francés, Francois Hollande, expresó su temor a que la fortaleza del euro, que ha llegado a alcanzar los 1.37 dólares, lastre la recuperación económica.

Draghi influyó en el mercado de divisas la semana pasada con sus declaraciones y llevó al euro hasta los 1.34 dólares.