El ministro de Finanzas de Alemania, Wolfgang Schäuble, ya había indicado recientemente que el impuesto se aplicará en una primera fase sólo a acciones y algunos derivados. Estos productos de inversión especulativos se habían convertido en objeto de críticas como consecuencia de la crisis financiera europea.
Con el impuesto sobre transaccines financieras, los 11 países de la Unión Europea que participan en esta iniciativa, entre ellos Francia y Alemania, pretenden restringir las especulaciones y obligar al sector financiero a asumir parte de los costes de la crisis.
Una vez que se aplique en su totalidad, el nuevo impuesto podría generar para los países participantes ingresos por hasta 34,000 millones de euros (47,000 millones de dólares) al año, según estimaciones.
El plan original de introducir el nuevo impuesto en toda la Unión fracasó por la persistente oposición del Reino Unido. Por su parte, el ministro de Finanzas de Suecia, Anders Borg, aseguró que el gravamen es ineficaz y caro, al considerar que "tiene un efecto dañino sobre la financiación de inversiones y también sobre los tipos de interés en Europa".