GE cerró el año 2020 con un beneficio neto de 5,546 millones de dólares, mientras que el último trimestre, en el que se fijan los analistas, el beneficio fue de 2,640 millones de dólares, por encima de los 721 millones de dólares del mismo período del año anterior.
Los ingresos del gigante industrial, energético y financiero se redujeron entre octubre y diciembre en un 16 % hasta los 21,928 millones de dólares, mientras que el beneficio operativo aumentó a los 2,559 millones de dólares, desde los 845 millones del mismo trimestre de 2019.
Estas cifras mejoraron a las expectativas de los analistas y posicionan a GE en el terreno de las alzas tras unos dos últimos años difíciles e inmerso en reestructuraciones.
En el último trimestre de 2020, GE amasó 4,400 millones de dólares en flujo de caja, superando sus expectativas, gracias a la mejora de los contratos en sus divisiones de energía y renovables, así como una mejora en operaciones financieras.
GE ha recortado coste de operaciones corporativas y empleos en su unidad de aviación, al tiempo que ha aumentado la eficiencia de sus negocio en el sector de la energía.
Asimismo, la empresa con sede en Boston pronosticó que tendrá un flujo de caja de al menos 2,500 millones al final del ejercicio actual.
"Al tiempo que 2020 avanza, hemos mejorado significativamente la eficiencia y beneficio de GE, así como la liquidez, pese al ambiente macro aún complicado. El cuarto trimestre marca un final sólido a un año complicado", indicó en un comunicado el consejero delegado de GE, Larry Culp.
Las acciones de GE avanzaron con fuerza en los compases previos a la apertura del mercado de Wall Street ante la mejora de los resultados frente a lo esperado por los analistas.