"Tenemos que preguntarnos sobre la sostenibilidad del crecimiento latinoamericano en un contexto de contracción global", dijo, para enseguida mencionar que las estadísticas muestran una reducción del ritmo de expansión económica, "como en los casos de Brasil y México".
Ryder (Reino Unido, 1956), quien el próximo lunes asumirá formalmente la jefatura de la OIT, observó además que el crecimiento latinoamericano no ha tenido un gran impacto en la creación de empleo, lo que atribuyó a "una combinación de factores".
"Por un lado, pienso que ha tenido que ver con los cambios tecnológicos y el hecho de que los sectores que impulsan el crecimiento, como la exportación de materias primas en el caso de Brasil, no demandan importantes cantidades de mano de obra", señaló.
Pero otra razón fundamental sería de orden fiscal, ya que "si hay impuestos que gravan demasiado el empleo se termina desalentando su creación".
Aseguró que "cualquiera que sea la situación fiscal de un país, siempre existe espacio para colocar el peso de los impuestos en otros lugares, como en el sector financiero o el sector medioambiental".
Al comentar recientes cifras publicadas por la Oficina Regional de la OIT para América Latina, que revelan que menos del 30 por ciento de trabajadores latinoamericanas cotizan para su jubilación y menos del 40 por ciento tienen acceso a la seguridad social, Ryder confirmó que "la falta de protección social es otro de los problemas que observamos en la región".
Sin embargo, recordó que según evaluaciones recientes hasta un 75 por ciento de trabajadores en el mundo carecen de una protección social básica.
Al pasar revista a las problemáticas del mercado laboral en América Latina, el nuevo responsable de la OIT sacó a relucir la cuestión del empleo informal, que pone al trabajador en una situación de "fragilidad y vulnerabilidad" real, porque ejerce su actividad "fuera de toda regulación".
"Creo que ayudar a formalizar la economía es una responsabilidad de la OIT, porque en el fondo es competencia desleal. La primera batalla que tenemos que ganar es cambiar la idea de que es natural, inevitable o hasta positivo", refirió.
Señaló, a este respecto, que una parte importante del empleo que se ha creado en América Latina en los últimos años de bonanza económica ha sido informal, mientras que en el caso de Asia se trata de la mayoría de puestos de trabajo.
"La informalidad no sólo es cuestión de circunstancias, también tiene que ver con políticas capaces de regular o no de manera efectiva los mercados de trabajo", explicó.
Con la perspectiva de los próximos cinco años en los que estará al frente de la agencia más antigua del sistema de la Sociedad de Naciones y, luego, de Naciones Unidas (1919), Ryder adelantó que "la protección social será una prioridad absoluta" y que trabajará para que el mayor número de países apliquen criterios mínimos en este ámbito.
Bajo el mandato del chileno Juan Somavia, quien ocupó el cargo de director general durante los últimos catorce años, la OIT creó el concepto de "piso de protección social", es decir el mínimo de vivienda a lo que los trabajadores deben tener derecho.
Los criterios mínimos dependen de los países -"no se puede pedir a Bangladesh lo mismo que a Brasil, o a España lo mismo que a Suecia"-, pero cada cual deberá cumplir "con políticas de protección social básica, y no sólo para unos pocos, sino para toda la población", dijo Ryder.
Ryder, quien ha pasado por varias responsabilidades en la OIT, pero ha consagrado la mayor parte de su vida profesional a la defensa de los trabajadores, será el primer director general surgido del medio sindical.
"Trabajé para sindicatos y creo en su vocación de proteger a los trabajadores y de hacer que las sociedades sean un poco más justas... pero no veo ninguna contradicción entre defender los intereses de los trabajadores y promover el buen funcionamiento de las empresas", concluyó.