Así lo asegura el último informe sobre la región de Asia oriental publicado hoy por la entidad financiera, que destaca el daño que los problemas económicos de la eurozona y Estados Unidos -principales socios comerciales de China- han causado a la potencia asiática.
En el contexto nacional, asegura que los legisladores chinos también se han encontrado con serios obstáculos para impulsar la demanda interna a un nivel que permita equilibrar la bajada de las ventas al exterior.
"La desaceleración del crecimiento de China este año ha sido significativa, y muchos temen que pueda ir aún más rápido", agrega el BM.
Los últimos datos económicos publicados por China emitieron un panorama decepcionante para la segunda economía mundial.
Así, las exportaciones crecieron por debajo de lo esperado en agosto, un 2.7 por ciento respecto al año anterior hasta alcanzar los 177,970 millones de dólares, un ligero incremento en contraste con la subida del 11.3 por ciento registrada en junio.
Al mismo tiempo, la producción industrial registró ese mes su crecimiento más bajo desde mayo, un 8.9 por ciento.
Ello hizo temer que el país no pueda cumplir los objetivos de crecimiento para este año, de un 7.5 por ciento, medio punto porcentual menos que el anterior.
No obstante, el primer ministro chino, Wen Jiabao, ha reiterado que la economía del país se estabilizará tras la puesta en marcha de las medidas de estímulo adoptadas este año y que se encuentra en vías de cumplir sus objetivos de crecimiento anuales.
Hace un mes, las autoridades comunistas dieron a conocer que el país desembolsará 800,000 millones de yuanes (127,000 millones de dólares) en proyectos de infraestructura, incluidas nuevas líneas de metro y de tren, para tratar de estimular la economía.
Asimismo, el gobierno ha recortado dos veces los tipos de interés desde junio después de años de subidas consecutivas.
Pekín prometió también nuevas medidas para estimular el potencial de la demanda interna, como recortes de impuestos o políticas para alentar las inversiones del sector privado, aunque aún no hay detalles concretos al respecto.
El BM señala que, a pesar de las declaradas intenciones de China de fomentar la demanda interna, el régimen aún teme que una rebaja fiscal y otras medidas liberalizadoras provoquen una subida de los precios de la vivienda y sean el detonante de la temida burbuja inmobiliaria.
"El momento económico será débil durante los próximos meses", apunta el texto, pero añade que, de forma positiva, el crecimiento de China en 2011 dependió menos de la inversión externa que el año anterior, algo que no ocurría desde 1952.
"Eso indica que Pekín está intentando reequilibrar su economía", matiza.
El BM también bajó sus predicciones de crecimiento para el resto del este de Asia (que incluye países como Indonesia, Malasia, Tailandia o Filipinas) con motivo de la reducción de la exportaciones.
No obstante, incidió en que su potencial demanda interna podría comenzar a dar resultados a partir del próximo año y que, si esto ocurre, la región podrá retomar el crecimiento del 7.6 por ciento para 2013.