El presidente del Banco Central de Chile, Rodrigo Vergara, consideró hoy que el negativo escenario internacional originado en la crisis europea impactará finalmente la economía chilena, "que es pequeña y abierta".
"Creo que es poco razonable pensar que los eventos del escenario externo no afectarán a Chile", remarcó Vergara al exponer en un encuentro de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Asimet), coincidiendo con lo que manifestó este mismo jueves en París el ministro de Hacienda, Felipe Larraín.
En el marco de la reunión ministerial anual de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Larraín vaticinó una desaceleración de la economía chilena, que crecerá a un ritmo menor que el año pasado, cuando el PIB se expandió un 6.0 por ciento, mientras en 2010 lo hizo un 6.1 por ciento.
En el primer trimestre de 2012, en tanto, el producto interior bruto (PIB) creció un 5.6 en comparación con igual período del año pasado.
El gobierno mantiene para 2012 una proyección de crecimiento del 5.0 por ciento incluida en la ley de presupuesto, mientras el Banco Central mejoró el pasado abril su propia previsión en un cuarto de punto, hasta un rango de entre un 4.0 y un 5.0 por ciento.
El ministro de Hacienda ha reiterado en varias ocasiones que, por las repercusiones de la crisis internacional, "cualquier cifra" de crecimiento por sobre el 4.0 por ciento debe considerarse muy positiva.
El presidente del Banco Central dijo hoy ante los industriales metalúrgicos que algunos efectos de la crisis ya se pueden apreciar en la economía chilena, como la persistente caída de la bolsa en las últimas semanas, la depreciación del peso frente al dólar o el deterioro del precio del cobre, el principal producto chileno.
"El escenario externo es preocupante" y ello repercute "en una economía pequeña y abierta" como la chilena, subrayó Rodrigo Vergara, que no obstante matizó que el país "está bien preparado para enfrentar esta situación externa más compleja".
Entre las fortalezas, destacó que "aún hay espacio en la política fiscal", debido a la baja deuda del país y que, "por lo menos en el corto plazo", se puede apreciar una baja presión inflacionaria.
"Estamos continuamente monitoreando la situación externa y tomaremos las medidas que corresponda en caso de ser necesario, pero de ninguna manera apresurándonos", añadió, respecto de lo eventualmente haría el instituto emisor, que desde el pasado enero mantiene en un 5.0 por ciento anual la tasa interés de política monetaria.