"JPMorgan era, en efecto, el banco a través del que se gestionó el esquema Ponzi de Madoff, moviendo pilas de dinero de una cuenta a otra a petición de Madoff", afirmó en un comunicado Steve Berman, el abogado que representa a Stephen y Leyla Hill, dos inversionistas que presentaron la demanda en la Corte del Distrito Sur de Nueva York.
La nueva querella contra el banco llegó hoy a los tribunales después de que fuera desestimado por el juez un caso similar presentado por Irving Picard, el abogado que se encarga de liquidar los activos del exfinanciero neoyorquino para buscar compensaciones para las víctimas de Madoff.
Entre las acusaciones incluidas en la nueva demanda, los dos exclientes de Madoff alegan que JPMorgan Chase fue el principal banco utilizado por el exfinanciero durante más de dos décadas y que por tanto "debieron tener indicios de que el fondo no era más que un esquema Ponzi".
"Si JPMorgan Chase hubiera hecho su trabajo, aunque sólo fuera de forma superficial, y hubiera informado de las ilegalidades de Madoff, se habrían salvado millones de dólares a sus inversionistas", añadió el letrado, quien detalló que la mayoría de los fondos de los clientes del exfinanciero pasaron a través de una cuenta llamada 703.
Según los querellantes, el banco debería haber sabido que las actividades de Bernard L. Madoff Investment & Securities (BLMIS) eran "sumamente inconsistentes" con las de una firma de inversiones, y el abogado añadió que no hacia falta ser un lince para saber que ese comportamiento tendría que haberse sido revisado "con lupa".
"Tenemos intención de demostrar que la decisión de JPMorgan Chase de mantenerse en silencio mientras Madoff seguía perpetrando su fraude se basó simplemente en la avaricia. JPMorgan se benefició enormemente gracias a su papel en la estafa de Madoff", añadió el letrado en el comunicado.
Madoff cumple condena por mantener una estructura financiera piramidal con la que lograba atraer enormes cantidades de dinero con la falsa promesa de invertirlo y obtener elevadas ganancias, lo que ocasionó unos 65,000 millones en pérdidas a clientes en todo el mundo, la mayor estafa de la historia de Wall Street.