El plan, antecedido por semanas de rumores de despidos y medidas duras de choque, se presentará junto a los resultados trimestrales del banco, cuya cuenta de resultados presenta pérdidas desde 2021, y es visto como clave para el futuro de una entidad en crisis, agravada por la incertidumbre financiera mundial.
Hace un mes, con sus acciones cayendo a mínimos históricos en Bolsa, Credit Suisse anticipó que el plan revisado incluirá posiblemente desinversiones y ventas de activos, así como "medidas para fortalecer la franquicia de gestión de fortunas o la transformación de la banca de inversión".
También avanzaba, sin dar detalles, opciones estratégicas para el negocio de productos titulizados que incluirían la atracción de capital de terceros, así como para reducir la base de costes del banco por debajo de los 15,500 millones de francos suizos (15,600 millones de euros).
La prensa financiera especializada ha barajado además la posibilidad de que la reestructuración suponga la supresión de 5,000 puestos de trabajo en la entidad, o la división de su banca de inversión en tres negocios, siendo uno de ellos un "banco malo" para gestionar activos de riesgo.
Los analistas han llegado a aventurar que las ventas de negocios y otras operaciones para reducir riesgos podrían suponer para el banco un déficit de hasta 4,000 millones de francos suizos (4,030 millones de euros), equivalentes a la tercera parte de la capitalización de mercado de la entidad.
En lo que va de año Credit Suisse ha perdido más de la mitad de su valor en la Bolsa de Zúrich: si empezaba el año con la acción a 9 francos, actualmente está en menos de 5, habiendo caído incluso a un mínimo histórico de 3.83 francos el pasado 29 de septiembre, cuando los rumores sobre un negro futuro del banco arreciaban.
Como anticipo de su amplia reestructuración, Credit Suisse ya anunció el 6 de septiembre la venta de su negocio de gestión de fortunas Credit Suisse Trust a las firmas Butterfield (con sede en las Bermudas) y Gasser, de Liechtenstein.
El objetivo del banco es enderezar un año que ya empezó de la peor manera posible para su imagen, cuando el entonces presidente de la entidad, Antonio Horta-Osório, se veía obligado a dimitir por descubrirse que había viajado y asistido a un evento deportivo cuando se encontraba supuestamente en cuarentena durante la pandemia.
Pocas semanas después, el banco reportaba unas fuertes pérdidas de 1,572 millones de francos suizos (1,580 millones de euros) en 2021, fundamentalmente por su exposición al desplome de dos firmas en las que participaba, el fondo de cobertura estadounidense Archegos y la firma angloaustraliana de servicios financieros Greensill Capital.