En un comunicado, la compañía informó que su facturación operativa neta aumentó un 16 %, hasta 10,491 millones de dólares, impulsada por la recuperación general del consumo de sus bebidas no alcohólicas pese a reportar el efecto de la inflación.
Por categorías, la de refrescos con soda creció un 7 % entre enero y marzo gracias a la buena marcha del negocio en todos sus segmentos geográficos. En concreto, la bebida estrella Coca-Cola creció un 6 %, mientras que la Coca-Cola Zero Sugar lo hizo un 14 %.
No obstante, la categoría de nutrición, zumos, lácteos y bebidas "basadas en plantas" fue la más avezada, con un crecimiento del 12 %; seguida por la de hidratación, deportes, café y té, que lo hizo un 10 % con gran impulso de las isotónicas BodyArmor y Powerade.
"Estamos satisfechos con nuestros resultados del primer trimestre a medida que nuestra empresa sigue operando efectivamente en un entorno altamente dinámico e incierto", comentó en la nota el máximo ejecutivo, James Quincey.
La empresa mantuvo sus previsiones de negocio para el conjunto del ejercicio pero desgranó el impacto de la guerra en Ucrania, que le ha llevado a suspender operaciones en Rusia, lo que restará entre un 1 y un 2 % de sus ingresos netos y su beneficio operativo.
Los resultados fueron mejores de lo esperado y Coca-Cola subía un 2.4 % en las operaciones previas a la apertura de Wall Street. Desde el comienzo del año, la cotizada se ha revalorizado un 10 %.