China y Estados Unidos retomarán las negociaciones sobre la guerra comercial

Delegaciones de China y Estados Unidos se volverán a dar cita para retomar las negociaciones mediante las que tratan de resolver la guerra comercial que libran ambas potencias desde hace más de un año, confirmaron hoy las autoridades chinas.

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El portavoz del Ministerio de Comercio, Gao Feng, indicó en una rueda de prensa que "los jefes de los equipos económicos y comerciales de ambas partes se comunicarán de acuerdo a las instrucciones" ofrecidas por los líderes de ambos países.

Aunque no ofreció más detalles, el portavoz afirmó que la postura de China con respecto al conflicto no ha cambiado y reclamó que EE.UU. "resuelva las principales preocupaciones de China" en las próximas rondas de tratativas y que estas se celebren "de igual a igual".

Este anuncio se produce poco después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciase que se reuniría con su homólogo chino, Xi Jinping, en el marco de la cumbre del G20 que se celebrará los próximos días 28 y 29 en Osaka (Japón).

Ambos mandatarios mantuvieron ayer una conversación telefónica en la que Trump mostró su confianza en que la comunicación entre los equipos negociadores sirva para cerrar la disputa "lo antes posible", mientras que Xi recordó que las relaciones bilaterales han pasado por "algunas dificultades" últimamente.

Y es que aunque tanto Pekín como Washington hablaban a menudo de "progresos sustanciales" y se filtraban informaciones sobre un acuerdo cercano, la última ronda de tratativas, celebrada el mes pasado, se saldó con la ruptura temporal de la negociación.

Ambas partes se echaron entonces la culpa de que todo hubiera encallado: mientras EE.UU. afirmaba que China se había echado atrás en sus compromisos, Pekín decía que Washington no dejaba de añadir nuevas exigencias en cada encuentro y que algunas de ellas socavaban su soberanía.

La reacción de Trump no se hizo esperar: cumplió con su amenaza de elevar del 10 % al 25 % los aranceles a productos chinos por valor de 200,000 millones de dólares, a lo que Pekín respondió con una medida similar en forma de nuevas tasas a la importación de 60,000 millones de dólares en productos del país norteamericano.

El siguiente intercambio de golpes se produjo en el campo empresarial, ya que Washington vetó a la tecnológica Huawei en Estados Unidos aludiendo a amenazas a su seguridad nacional y Pekín anunció la apertura de una lista negra para firmas extranjeras que "dañen gravemente los derechos e intereses legítimos de las compañías chinas".