La Oficina Nacional de Estadísticas (NBS) anunciará el domingo los datos mensuales de inflación, comercio exterior, producción industrial, ventas al pormenor e inversión en activos fijos, indicadores que, sea por su "bajo" crecimiento en los últimos meses o por las dudas sobre su fiabilidad, pueden marcar la tendencia de crecimiento de China para el resto del año.
La producción industrial registró en lo que va de 2013 sus niveles más bajos de los últimos años, con tasas de crecimiento de entre el 8.9 y el 9.9 por ciento, por debajo del 10 por ciento de media que se consiguió en 2012, un ejercicio en el que el PIB chino creció a la tasa más baja de la última década (7.8 por ciento).
Un indicador que puede mostrar la tendencia de la producción industrial es el Índice Gerente de Compras (PMI) oficial, una encuesta realizada a los directores de compras de las empresas que se publicó el pasado 1 de junio y que señaló una leve subida de la actividad manufacturera del país.
Sin embargo, el mismo dato elaborado por la entidad bancaria HSBC situó la actividad industrial en China en 49.6 puntos, una cifra que implica una contracción en la actividad de las fábricas al estar por debajo del umbral de los 50 puntos.
En cuanto al comercio exterior, en lo que va de año el país asiático ha publicado tasas que oscilan entre el 10 y el 25 por ciento de crecimiento (2012 se cerró en una media de 6.2 por ciento), unos datos que han sembrado la duda después de que algunos de los principales competidores de China, como Corea del Sur o Taiwán, registraran cifras mucho más débiles a inicios de año.
En este sentido, algunos analistas sugieren que varias compañías chinas podrían haber aportado datos incorrectos sobre sus exportaciones para obtener devoluciones de impuestos o para evitar los controles de capitales y mover dinero desde y hacia la China continental mediante los canales comerciales, ya que las transacciones de capitales están fuertemente controladas.
La acción de las autoridades para evitar estos casos durante el mes de mayo podría reducir este excepcional crecimiento, aunque una cifra demasiado débil también constataría la urgencia del Ejecutivo chino a cambiar el modelo de crecimiento de China para orientarlo a uno donde el consumo interno sea el protagonista.
Por otro lado, las políticas monetarias llevadas a cabo por el Banco Central de China (PBOC) y la obsesión de las autoridades para controlar los precios prevén una tasa de inflación en mayo similar a la de abril, cuando el IPC creció un 2.4 por ciento.
Varios académicos temen un aumento de la inflación durante la segunda mitad de año debido al fuerte incremento de la oferta monetaria y del crédito durante el primer trimestre, algo que limitaría el espacio para flexibilizar la política monetaria en caso de que la recuperación económica necesite de más estímulos.
Finalmente, las ventas al pormenor y la inversión en activos fijos -este último indicador también en escrutinio por su dudosa fiabilidad- podrían registrar tasas similares a las de abril, cuando crecieron un 12.8 y un 20.6 por ciento, respectivamente.
La segunda economía mundial experimentó un repunte en su crecimiento durante el último trimestre de 2012 -aumentó un 7.9 por ciento-, una tendencia que no se confirmó durante el primer trimestre de este año, cuando creció dos décimas por debajo (7.7 por ciento).
En este sentido, el PBOC alertó en su último informe que "los cimientos para una expansión económica estable aún no son sólidos" y advirtió de que futuras políticas de estímulo monetario para impulsar el crecimiento podrían provocar inflación.
De hecho, la semana pasada el Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó las previsiones de crecimiento para China del 8 al 7.75 por ciento para este año e insistió en la necesidad de reformas para el desarrollo de una economía más equilibrada. (EFE)