Fue el 1 de noviembre de 1996 cuando Argelia abrió por vez primera la válvula de una infraestructura clave para su economía, pero también para la de Marruecos y esencial para España, que desde que en diciembre de ese mismo año inaugurara el tramo cordobés recibía el 25 % de su aprovisionamiento de gas por esa vía.
Un cuarto de siglo después la cierra por razones políticas y geoestratégicas a largo plazo que van más allá de su ruptura en agosto de las relaciones diplomáticas con Marruecos y que tienen como objetivos finales salvar su economía -sumida en un severa crisis desde 2014- y cambiar en su favor los equilibrios en el norte de África y en el Sahel, la frontera que más preocupa a la Unión Europea.
"La decisión tomada por Argelia es soberana y es fruto de (la ruptura) de relaciones diplomáticas con un vecino del oeste. Es verdad que es un hecho inédito, y veremos cuales son las opciones y los paliativos para que Argelia pueda honrar sus compromisos con su cliente tradicional que es España", indicó a Efe el analista económico y financiero local, Mahfud Kaubi.
A corto plazo, esas opciones son dos: aumentar la capacidad del gasoducto de Medgaz hasta los 10,500 millones de pies cúbicos -parche que se prevé esté listo a finales de noviembre gracias a un plan conjunto para ampliar la fuerza de propulsión de los motores- y compensar los casi 5,000 millones restantes con buques metaneros, alternativa que complica el proceso al tiempo que lo encarece.
Una opción, la del gas licuado (GNL), que podría conducir a un aumento en el precio, ya que las tarifas de envío en buques son más altas, algo que podría repercutir en los hogares españoles que ya afrontan la subida de los precios de la electricidad, el gas y los combustibles.
No tanto durante este invierno, en el que el suministro está garantizado, sino en el futuro, ya que Argelia ha insistido en que honrará los "acuerdos ya firmados" sin aludir a siguientes.
GARANTÍAS PRESENTES, INCERTIDUMBRE FUTURA
"Actualmente Argelia ha demostrado que tiene todas las posibilidades de asegurar sus niveles de envíos hacia España ya sea vía el gasoducto submarino o por el transporte de GNL. Eso quiere decir que la situación sobre el plan económico, sobre el plan contractual y comercial está controlada; el precio, es otro debate pero diré que en término de volúmenes y de medios de transporte estas opciones son suficientes para los volúmenes contractuales actualmente comprometidos", precisó Kaubi.
Más optimista es Buzian Mahmah, experto en energía y investigador permanente del Centro para el Desarrollo de Energías Renovables (CDER), quien asegura que las obras de ampliación que se acometen en Medgaz tienen como objetivo final acercarse al suministro antes del cierre del GME ya que "permitirá fácilmente alcanzar el doble de la capacidad inicial del gasoducto, es decir los 16,000 millones de pies cúbicos".
"Argelia tiene, además, capacidad para el transporte de 34,000 pies cúbicos de GNL. Es una infraestructura muy amplia que claro que puede satisfacer la demanda del cliente español incluso de cantidades adicionales del GNL sin aumentar el precio de envío, ya que la distancia entre ambos países no sobrepasa las tres horas, algo distinto a lo que ocurre con clientes el mercado asiático", explicó.
En cuanto al futuro del GME, que ha quedado en el aire, y que aprovisionaba a España y Portugal a través de Marruecos, Mahmah estimó que se trata de "una cuestión comercial que no concierne en absoluto a Argelia".
En su opinión, el contrato de la compañía estatal argelina de hidrocarburos Sonatrach se limitaba al abastecimiento e incluía solo el compromiso de envío de unas cantidades pactadas de gas mientras que el contrato sobre el gasoducto en sí mismo fue firmado entre España, Portugal y Marruecos.
Argelia, que es el principal proveedor de gas de España, al que suministra el 47 % de sus necesidades durante el primer semestre de 2021 "no puede arriesgar su lugar como socio importante en ningún caso", concluyó.