El tetracampeón mundial alemán logró la victoria número 53 de su carrera deportiva más de un año después de la última vez que se subió a lo alto de un podio (en Bélgica 2018), tras una polémica maniobra de Ferrari, que le hizo cambiar los neumáticos en la vuelta 20 y envió a los talleres una vuelta después al entonces líder Leclerc, que salió por detrás de su compañero, para sorpresa general y estupefacción del piloto monegasco.
Las sonrisas de los últimos dos grandes premios de Leclerc, ganador en Spa-Francorchamps y Monza, quedaron congeladas en Marina Bay, donde la felicidad fue para Vettel y también para Ferrari, que logró su primer doblete de pilotos desde Hungría 2017, cuando Vettel fue primero y el finlandés Kimi Raikkonen segundo.
El neerlandés Max Verstappen (Red Bull) completó el podio, y el líder del mundial, el británico Lewis Hamilton (Mercedes) sumó 12 puntos más al acabar cuarto, seguido por su compañero finlandés Valtteri Bottas, el tailandés Alexander Albon (Red Bull), el británico Lando Norris (McLaren), el francés Pierre Gasly (Toro Rosso), el alemán Nico Hülkenberg (Renaut) y el italiano Antonio Giovinazzi (Alfa Romeo).
Todo esto en una carrera con tres salidas del coche de seguridad y un incidente inesperado en el inicio para el español Carlos Sainz (McLaren), que sufrió un pinchazo en la primera vuelta al ser tocado por el Renault del alemán Nico Hülkenberg y quedó en la cola del pelotón hasta que, gracias a las banderas amarillas, logró remontar hasta el duodécimo lugar, al borde de los puntos.
El guión de este Gran Premio de Singapur se escribió en las primeras 21 vueltas, las que cambiaron el destino de un Leclerc que protagonizó una salida fulgurante distanciándose pasadas las tres primeras curvas, mientras su compañero Vettel intentaba atacar la segunda posición de Hamilton.
Sainz, que trataba de presionar a Albon en busca del sexto lugar, vio como Hülkenberg provocaba un pinchazo de su neumático trasero derecho al tocar su monoplaza, lo que le llevó del séptimo lugar de salida al último, mientras sufría para llevar su monoplaza a los garajes, con el eje trasero derecho por los suelos.
Con una vuelta perdida y tras un largo paso por talleres, Sainz retornó a la carrera preguntando por la radio al equipo por las malas sensaciones con su coche, mientras desde los talleres McLaren le aseguraba que la suspensión estaba en buen estado. El incidente con Hülkenberg fue investigado, pero sin consecuencias.
Hamilton comenzó a volar a partir de la tercera vuelta, cuando marcó su primera vuelta rápida, con la que se había quitado de encima a Vettel y empezaba a acercarse al líder Leclerc, pero esos giros no sirvieron para gran cosa, ya que el piloto monegasco mantuvo con solvencia una distancia de segundo y medio.
Todo pintaba bien para él, hasta que comenzó el baile de los cambios de neumáticos. Vettel y Verstappen se lanzaron a cambiar las gomas en la vuelta 20.
Acto seguido, Ferrari llamó a Leclerc a los talleres, pero lo que no esperaba el monegasco ni nadie es que, en lugar de salir por delante de su compañero, Vettel consiguió llegar a la salida del 'pit lane' antes de que se reincorporara su compañero.
¿Torpeza de Ferrari hacia Leclerc o estrategia para recuperar la autoestima de su teórico piloto estrella, cuestionado tras sus últimas actuaciones? Solo en el garaje de la 'Scuderia' sabrán la respuesta, pero el monegasco dejó claro que no estaba nada contento con un "What the hell?!" ("¡Qué demonios!") por la radio.
Hamilton, por su parte, intentaba estirar su ventaja en el primer puesto estirando la ventaja al máximo posible para intentar salir por delante de sus rivales cuando pasara por talleres, pero en su parada en la vuelta 27 se incorporó por detrás de Vettel, Leclerc y Verstappen, confirmando el fracaso de Mercedes.
Giovinazzi, aún sin cambiar neumáticos, se colocó como líder provisional hasta la vuelta 31, cuando Vettel le adelantó, seguido por otros tantos favoritos, y el italiano acabó tocándose con Ricciardo, lo que llevó a ambos a los talleres.
Casi simultáneamente una maniobra temeraria en el adelantamiento del francés Romain Grosjean (Haas) sobre el británico George Russell (Williams) acabó con el monoplaza azul del piloto inglés contra las protecciones. Corría la vuelta 37 y eso suponía una bandera amarilla y la salida del coche de seguridad mientras retiraban el monoplaza, lo que volvía a meter a Sainz en la carrera.
Cuatro vueltas después, el coche de seguridad se retiró, aunque por poco tiempo, porque apenas pasados unos giros, el equipo Racing Point avisó al mexicano Sergio 'Checo' Pérez que debía parar su monoplaza en pista por algún problema mecánico detectado desde los sistemas informáticos de la escudería. Carrera detenida de nuevo.
La competición retornó en la vuelta 48, con la pelea entre los Ferrari como principal aliciente, ya que Vettel intentaba despegarse sin éxito de su compañero Leclerc; pero de nuevo el coche de seguridad hizo aparición por un toque entre el Toro Rosso del ruso Daniil Kvyat y el Alfa Romeo del finlandés Kimi Raikkonen, que dejó al piloto nórdico eliminado de la prueba.
En la reanudación, Sainz, que entre coche y coche de seguridad había escalado hasta el puesto 13, se lanzó a atacar a los Haas, primero al danés Kevn Magnussen, pero no llegó a alcanzar al francés Romain Grosjean, por lo que tuvo que confirmarse con el duodécimo lugar final.
Por delante, la victoria para Vettel estaba asegurada, así como el doblete de Ferrari, un equipo en el que, pese a la polémica, han conseguido encadenar tres victorias y recuperar en Singapur la autoestima de su piloto estrella. El próximo fin de semana en Sochi (Rusia), Leclerc tendrá su oportunidad de revancha.