Lo anterior lo publicó en su página social Jason Foster, editor adjunto / editor senior de las Grandes Ligas y miembro de la Asociación de Escritores de Béisbol de Estados Unidos.
Los datos provienen de un estudio que realizó en 2017 el Sports Business Journal.
En otro reporte, Foster indica que en el año 2000 la edad promedio era de 52 años.
"Una buena manera de matar lentamente al béisbol es asegurarse de que los jóvenes no puedan mirar o no les importe. Las Grandes Ligas hacen ambas cosas excepcionalmente", dice.
Lo anterior confirma que las Grandes Ligas siempre han estado muy lejos de trabajo de marketing y del juego en términos generales, con respecto al baloncesto de la NBA y al fútbol americano de la NFL.
Los actuales conflictos entre las Grandes Ligas, los propietarios de equipos y los jugadores, podrían poner a las mayores en riesgo de perder varias generaciones de aficionados.
Un problema importante que enfrentan las mayores es el envejecimiento de la base de sus aficionados, una estadística que debería ser una llamada de atención a las Grandes Ligas.
La edad promedio de los aficionados, más una batalla laboral actual entre propietarios y jugadores, y los recientes problemas de robo de señales de parte de los Astros de Houston y los Medias Rojas de Boston, que restaron credibilidad al juego de la pelota, complican a las Grandes Ligas las posibilidades de encontrar una estrategia para conseguir protagonismo.
Además la incapacidad de comercializar a sus estrellas se ha vuelto aún más evidente.
Patrick Mahomes se ha convertido en una de las caras de la NFL gracias a su éxito en el campo de juego y a la forma en que la liga lo muestra.
Mientras que Mike Trout, que es una leyenda en el juego de la pelota, juega en relativa oscuridad con respecto a su popularidad en todo el país.