"La única forma de sacarnos la espina de la mala clasificación es siendo protagonistas en Brasil. Jugar un quinto partido es una meta que tenemos como piso, los jugadores están comprometidos en ello", afirmó Justino Compeán, presidente de la Federación Mexicana de Fútbol, poco antes de que el seleccionado nortamericano viajara a Brasil.
Tanto para los integrantes del plantel como para el cuerpo técnico y una gran mayoría de la afición mexicana, alcanzar los cuartos de final sería la principal meta para que México pueda sentirse satisfecho en tierras brasileña.
Sin embargo, la estrepitosa fase de clasificación de la CONCACAF en la que pasaron cuatro entrenadores diferentes y México logró el billete a Brasil recién en el repechaje contra Nueva Zelanda, pronostica un camino demasiado complicado para el objetivo del “Tri”.
"Muchas veces nos dejamos llevar por el hecho de conseguir algo sin analizar el cómo. México debe preocuparse más por ver cómo llega y no hasta dónde llega", analizó el ex delantero Jared Borgetti, quien comentará la participación de su país para la cadena estadounidense ESPN.
El conjunto mexicano alcanzó sólo dos veces los cuartos de final, en 1970 y 1986. Precisamente, ambas ediciones fueron disputadas en suelo local.
En aquella Copa del Mundo de hace 28 años, el equipo comandado por Hugo Sánchez alcanzó los cuartos después de superar a Paraguay, Irak y Bélgica en primera fase y de imponerse a la modesta Bulgaria en octavos. Su participación se cerró con una derrota por penales ante Alemania.
En aquella edición, el conjunto norteamericano había conseguido sacar ventajas a sus rivales al disputar muchos de sus partidos al mediodía y ante un calor infernal.
Luego llegaría la denominada "maldición de Los Cachirules", el escándalo por irregularidades de inscripción de futbolistas juveniles en la fase de clasificación para el Mundial Sub 20 de 1989.
Aquel episodio dejó automáticamente fuera a México del Mundial de Italia 1990. Ya en su regreso a la máxima competición de selecciones nacionales comenzó el maleficio de los octavos.
Desde 1994 hasta la actualidad, México cayó en todos los Mundiales en los octavos de final: en Estados Unidos, su verdugo fue Bulgaria; en Francia 1998, Alemania; en Corea/Japón 2002, Estados Unidos; y tanto en Alemania 2006 como Sudáfrica 2010, Argentina.
"Si a algún futbolista le pesa la presión del entorno por alcanzar el quinto partido, no debe jugar porque no está preparado. Hay que clasificarse a la segunda fase. Primero hay que pensar en eso", afirmó Manuel Lapuente, entrenador mexicano en el Mundial de 1998.
Así y todo, la delegación actual del "Tri" rebosa optimismo y parece haber dejado atrás las mil y una decepciones que casi dejan a México fuera de Brasil 2014.
"Sabemos de la exigencia de llegar a ese famoso quinto partido y los aficionados están en su derecho de presionar para ello. Pero nosotros vamos más allá. Creo que México está listo para cambiar la historia de sus Mundiales", se ilusionó el técnico Miguel Herrera.
"Como dijo el entrenador, el objetivo es el de llegar a la final. Realmente hay que ir partido a partido, pero si te preguntan hasta dónde aspiras, yo creo que aspiras a ser campeón", dijo a la agencia dpa el referente Giovani Dos Santos.
El estilo de Herrera, bien cercano al jugador y muy enfocado en el aspecto emocional del futbolista, podrá jugar un papel importante en la tarea de México en Brasil.
Con el combinado anfitrión como amplio favorito, el conjunto mexicano sabe que la lucha principal por el pase a la próxima ronda será ante Croacia.
En principio, el "Tri" intentará dar una buena imagen el viernes contra Camerún en Natal y demostrar que la pesadilla de la clasificación quedó en el olvido.