Tras una ceremonia en la que miembros de la selección nacional de fútbol femenina "Nadeshiko" que ganaron el Mundial de ese aciago año prendieron por primera vez la antorcha con la llama que se preservaba desde hacía más de un año en un candil llegado de Grecia, la antorcha inició un singular relevo dividido en varios tramos.
En total se visitaron once localidades que resultaron gravemente afectadas por el terremoto y tsunami de hace una década y también por la crisis nuclear desatadas por el desastre natural.
Uno de esos puntos fue el pueblo de Futaba, uno de los dos que albergan la central nuclear de Fukushima Daiichi, donde actualmente no reside nadie, aunque cuenta con 5,760 empadronados cuyo domicilio se sitúa de facto fuera de los terrenos del pueblo.
El centro de intercambio cultural de la localidad fue establecido este miércoles como un punto de encuentro de corredores, desde donde partieron y adonde llegaron los relevistas que recorrieron Kawauchi, Tomioka, Futaba y Okuma, el otro municipio donde se sitúa la planta y adonde apenas ha regresado un 2,8 % de la población.
La primera jornada del relevo estuvo inusualmente fraccionada y el acceso de los medios externos a la organización, muy controlado, al igual que la presencia del público, al que se recomendó seguir el relevo a través de televisión o internet.
Entre los corredores que participaron en el tramo de Futaba estuvo Kana Itakura, una profesora de educación primaria natural de dicho municipio que actualmente, y tras tener que evacuar por el desastre, ha establecido su domicilio en Chiba, al noreste de Tokio.
Itakura, de 34 años, fue una de las tres personas que volvió a recorrer las calles de su pueblo natal, un gesto con el que quiso poner de relieve los avances del proceso de reconstrucción.
"He sentido que no estaba corriendo sola, tenía presente los pensamientos de los residentes, de la gente que apoya la reconstrucción. Con el apoyo de mucha gente hemos podido celebrar este relevo y me siento muy agradecida por eso y también un sentimiento de responsabilidad", dijo Itakura al ser preguntada por Efe sobre sus sentimientos mientras portaba la antorcha.
La docente reconoció que la pandemia de covid llegó a generarle dudas sobre si era apropiado o no participar, pero quiso hacerlo, dijo, "para hacer que la luz convierta los sentimientos de tristeza en un poder para avanzar hacia delante".
"Todavía hay muchos pueblos en los que es difícil decir que han sido completamente reconstruidos. Incluso si están físicamente reconstruidos, algunas personas no están mentalmente recuperadas y no pueden seguir adelante", explicó la japonesa.
Dar a conocer el damnificado pueblo fue la razón por la que Shun Idogawa, de 27 años, decidió presentarse como relevista.
Empleado en el reconstruido ayuntamiento de Futaba, Idogawa, espera que esta experiencia sirva para que más gente pueda crear un vínculo afectivo con el municipio.
"El hecho de haber corrido este relevo y que tanta gente haya podido verme hacerlo se convierte en una oportunidad para que más gente sepa del pueblo y siento que he sido capaz de brindar la oportunidad de conectar gente", explicó el nipón.
La antorcha será transportada durante otros 120 días a manos de unos 10,000 corredores en un recorrido que atravesará las 47 prefecturas del país, y que concluirá con el encendido del pebetero en el Estadio Olímpico de Tokio el próximo 23 de julio.