Al podio de Qatar, tercer país de Oriente Medio que alberga una carrera de F1 -después de Baréin y Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos)-, se subieron los que para muchos son los tres mejores pilotos debutantes en este siglo, que arrancó con el reinado del alemán Michael Schumacher -sus dos primeras coronas datan de 1994 y 1995-, cuyos siete títulos igualó Hamilton el año pasado.
'Sir' Lewis, de 36 años, nombrado caballero por la Reina Isabel tras emular al 'Kaiser', ganó, por delante de 'Mad Max' -doce años menor- en la noche de Losail. Donde brilló por encima de todos el doble campeón mundial asturiano, que, a los 40, confirmó lo declarado a EFE el pasado mes de julio en Austria. "En la F1 no importa la edad, importa el cronómetro", afirmó ese día Alonso, cuyo anterior cajón' en la F1 se remontaba al Gran Premio de Hungría de 2014.
Hamilton parecía sentenciado en México, donde ganó la joven estrella neerlandesa y su compañero mexicano Sergio Pérez añadió la música -con su decimoquinto podio del año- a la gran fiesta de Red Bull. Pero el excéntrico y espectacular campeón de Stevenage también cuenta entre sus virtudes la resiliencia; y, tras ganar los dos fines de semana siguientes, en Sao Paulo (Brasil) y en Losail, ha puesto el Mundial al rojo vivo. Tras elevar a 102 dos de sus propios récords históricos en la Fórmula Uno: el de 'poles' y el de victorias.
Verstappen marcó la vuelta rápida y minimizó daños de forma superlativa en Losail, donde 'Checo' acabó cuarto; y el otro español, Carlos Sainz (Ferrari), fue séptimo. Por no observar la doble bandera amarilla durante la calificación del sábado, el gran ídolo de la afición de los Países Bajos -que experimenta el equivalente a lo que la 'Alonsomanía' representó en España hace 15 años- fue sancionado con la pérdida de cinco puestos en parrilla, por lo que arrancó séptimo. Tardó sólo un puñado de vueltas en recuperar su posición del sábado -la segunda- y acabó firmando un giro rápido en carrera que en este caso vale doble: sumó un punto y evitó que lo hiciese su gran rival.
Pero Hamilton volvió a hacer bueno el lema que lleva (literalmente) tatuado en su piel, "Still we rise", que viene a decir algo así como "A pesar de todo, emergemos". Y el Mundial más apretado de los últimos años es ahora mismo una olla a presión, a falta de dos carreras: la de Arabia Saudí, que también debutará en F1, dentro de dos fines de semana; y la de Abu Dabi, que cerrará el campeonato el próximo 12 de diciembre.
Tanto el capitán de Mercedes, como el de Red Bull, dependen de sí mismos. A trazo grueso, Hamilton logrará un inédito octavo título si gana las dos carreras que quedan, pero Verstappen ya podría coronarse en Arabia, dentro de dos domingos, si gana y el inglés no mejora un octavo puesto; o incluso siendo segundo en Yeda, si el británico no puntúa en la penúltima prueba.
Todo parece indicar, no obstante, que el acceso al trono está situado en el circuito de Yas Marina, en Abu Dabi. En un Mundial cuya emoción se traslada también al Mundial de constructores, en el que Mercedes -ganadora de los siete últimos- aventaja en cinco puntos a Red Bull.
La Ferrari de Sainz, mientras, confirmó su tercer puesto en Losail, un circuito cuyo Director Ejecutivo es otro español, Juan Baquero, que manifestó a Efe su orgullo por "haber organizado en ocho semanas" un sensacional evento anunciado en septiembre. El madrileño sigue séptimo en el Mundial -pero a sólo seis puntos y medio de su compañero monegasco, Charles Leclerc, al que volvió a superar- y la 'Scuderia' aventaja ahora en 39 puntos y medio a McLaren.
Aunque el hombre del día en Losail fue, sin duda, Alonso, superado únicamente por los contendientes al título, que pilotan naves de otra dimensión; y que completó su mejor fin de semana desde que regresó a la F1, después de dos años ausente. Campañas que aprovechó para ganar el Mundial de Resistencia (WEC) y, entre otras, dos carreras míticas como las 24 Horas de Le Mans (Francia) -en dos ocasiones- y las 24 Horas de Daytona (Florida, EEUU). Así como para causar una gratísima impresión en su debut en el Rally Dakar, en Arabia.
Valtteri Bottas -el compañero de Hamilton-, que no acabaría la carrera, también fue sancionado, al no observar las banderas amarillas en calificación. El finés -tercero en el Mundial, con 13 puntos de ventaja sobre 'Checo', que aspira a arrebatarle esa plaza- perdió tres puestos en parrilla y, por ello, Alonso, que ya había brillado con su quinto puesto en la cronometrada del sábado, se encontró afrontando la larga recta -de más de un kilómetro- de (la hasta hace unos días para todos desconocida) Losail desde el tercer puesto de la formación de salida.
El genial piloto asturiano, único a la hora de optimizar recursos, no se dejó impresionar; e incluso bromeó con Efe antes de acceder a la parrilla, admitiendo que se había "quedado una buena noche, sí". Su magistral pilotaje le valió ser elegido 'Piloto del Día' y muy pocos no se alegraron el domingo del último éxito de una de las más importantes figuras de toda la historia del deporte español: el que le supuso regresar a un podio que no pisaba desde hacía más de siete años. En julio de 2014; cuando acabó segundo, con un Ferrari, el Gran Premio de Hungría. En el Hungaroring. Donde, en 2003, festejó la primera de sus 32 victorias en la categoría reina: las 32 que cuenta España en 72 de F1.
Alonso llegó a Losail luciendo una camiseta con el lema 'Cree en el Plan' ('Trust The Plan', en inglés), idea que se hizo viral desde hace tiempo y que él mismo reconoció, entre risas, que no sabe muy bien a qué se refiere, durante la Gala del Deporte Asturiano de principios de mes, en la que recogió el Premio al Mejor Deportista de 2019 -el de 2020 se lo llevó Raúl Entrerríos, plusmarquista de internacionalidades con la Selección española de balonmano-. Pero que apunta a 2022. Cuando un nuevo reglamento cambie la F1 y, presumiblemente, la haga más competitiva e igualada.
En Qatar, el astro astur reactivó el misterio alrededor de esa idea y mostró su plan con un sobresaliente podio que consideró a todas luces merecido, "sin regalos, en una carrera en la que no pasó nada raro", según comentó a Efe en el 'paddock' de Losail después de la rueda de prensa oficial de la FIA, aún algo impersonal, por telemática y no presencial, a causa de la pandemia.
Fernando, que el año que viene será el más veterano, tras la retirada de Kimi Raikkonen -el último campeón mundial de Ferrari, en 2007 (cuando el finés se llevó un título que Ron Dennis y McLaren le acabaron arruinando, con su nefasta gestión, al de Oviedo, entonces piloto de la escudería de Woking)- demostró que está mucho más joven que la mayoría de sus contendientes.
Acabó empapado en sudor, pero radiante, en el desierto de Qatar, que albergó su primera carrera de F1 -entre 2023 y 2032 tiene firmadas otras diez- a un año justo de que ese país albergue la fase final del Mundial de fútbol. Sin querer comparar sus sensaciones con las de cualquier éxito anterior. "No sé... no es igual; no ha sido una victoria. Si hubiese ganado sería distinto", comentó a Efe de regreso al motorhome de su equipo, junto al que se inmortalizó con el trofeo recién capturado.
De las orillas del Golfo Pérsico el Mundial pasará a las del Mar Rojo, donde Yeda albergará el primer Gran Premio de Arabia Saudí de la historia. Una prueba que se disputará en la segunda pista más larga del campeonato, después de la de Spa-Francorchamps, sede del Gran Premio de Bélgica (7.004 metros). La de Arabia mide 6,175 metros, tiene 27 curvas y está llamada a convertirse en el circuito callejero más rápido del mundo.
Si el certamen no se decidiese en Arabia, el campeón se certificará en los Emiratos Árabes Unidos. Yas Marina, presente en el Mundial desde 2009, albergará la decimotercera edición del Gran Premio de Abu Dabi. Una pista de 5,281 metros en la que Verstappen ganó el año pasado; pero en la que nadie iguala los cinco triunfos de Hamilton.