El Madrid cierra sin títulos un 2019 marcado por la vuelta de Zidane

El Real Madrid cierra un convulso 2019 sin título alguno seis años después, desde la última temporada del portugués José Mourinho en el banquillo y la primera parte del italiano Carlo Ancelotti, en 365 días en los que el francés Karim Benzema se destapó como goleador tras la marcha del portugués Cristiano Ronaldo y en los que el galo Zinedine Zidane volvió 284 días después.

El Madrid comenzó el año con el argentino Santiago Solari en el banquillo, tras la destitución del español Julen Lopetegui, y con ilusiones renovadas tras hacerse con el Mundial de Clubes. Pero este optimismo duró poco tras empatar contra el Villarreal (2-2) y perder en el Santiago Bernabéu contra la Real Sociedad (0-2). El 2019 empezó como un aviso de lo que le esperaba al club en temporada.

Los blancos parecían remontar el vuelo, con un Benzema que asumió los galones en ataque que no hicieron jugadores como Gareth Bale o Marco Asensio tras la salida de Cristiano en verano y que cierra el año con 35 tantos en su haber, sumando nueve victorias, un empate y tan solo una derrota -contra el Leganés en Copa del Rey y con la eliminatoria decidida.

Once partidos en los que los de Solari se impusieron 1-3 en el Wanda Metropolitano, empataron a uno en el Camp Nou en la ida de semifinales de Copa que, a pesar de que el resultado podía haber sido mayor, les daba ventaja para la vuelta, y ganaron 1-2 en el Johan Cruyff Arena en la ida de octavos de la ‘Champions’. Buenas noticias que en ningún momento hicieron presagiar lo que se les venía encima.

El 27 de febrero el Barcelona ganó 0-3 en el Bernabéu para acceder a la final de la Copa del Rey y tres días más tarde volvía a salir victorioso del feudo blanco, esta vez 0-1 y en la competición doméstica. Dos resultados que volvieron a arreciar las dudas en torno al equipo, pero la estacad final llegó en ‘su’ competición, esa que salva temporadas.

Con el 1-2 en la ida contra el Ajax de Ámsterdam, en la que Sergio Ramos forzó, y reconoció, forzar la tarjeta amarilla para cumplir ciclo de sanciones y llegar limpio a cuartos de final, ni los más pesimistas presagiaron lo que pasó en el Santiago Bernabéu. Los de Erik ten Haag dieron su primer golpe sobre la mesa, 1-4, y eliminaron a un Real Madrid herido de muerte.

Cinco de marzo y los blancos estaban eliminados de ‘Champions’, Copa y la Liga era una quimera. La reacción de la cúpula no se hizo esperar y seis días más tarde saltó la noticia más esperada por el madridismo: volvía Zinedine Zidane al banquillo.

"Me fui del club porque lo necesitaba. Era bueno para mí y para el Real Madrid. La plantilla necesitaba un cambio después de ganarlo todo y había que cambiar en ese momento. Ahora tomo la decisión de volver porque me llamó el presidente y como le quiero mucho a él y al club, aquí estoy. Lo más importante es que tengo ganas de volver a entrenar. Tomé mi decisión por el bien de todos”, confesó en la rueda de prensa posterior al anuncio de su vuelta.

El galo volvió para dirigir al equipo en 11 partidos intrascendentes en Liga -con cinco victorias, dos empates y cuatro derrotas- en unos encuentros que parecían más un ‘casting’ de cara a un verano movido en el mercado de fichajes que nunca se produjo.

El belga Eden Hazard recaló, por fin, en el Real Madrid. Fue la estrella de un verano en el que pudo acompañarle el galo Paul Pogba, pero no fue así. Llegaron el serbio Luka Jovic, los brasileños Éder Militao y Rodrygo Goes, los franceses Ferland Mendy y Alphonse Areola y el japonés Takefusa Kubo.

En el capítulo de salidas, la más sonada fue la del costarricense Keylor Navas. El portero titular de las tres Ligas de Campeones consecutivas del Real Madrid decidió marcharse rumbo al París Saint-Germain al filo del cierre del mercado cerrando una etapa gloriosa bajo los palos.

Temporada nueva, ilusión nueva. Pero esta tardó en llegar. Una pretemporada convulsa, con un 3-7 en contra en el derbi frente al Atlético en Estados Unidos y los rumores en torno a la marcha de Gareth Bale que nunca se produjo, marcaron un verano del Real Madrid que parecía continuar en la campaña anterior.

Un inicio dubitativo en Liga y malo en ‘Champions’, perdiendo 0-3 contra el PSG y empatando al final 2-2 contra el Brujas en casa, puso contra las cuerdas a Zidane. El 19 de octubre, en Mallorca, antes de jugársela en la Liga de Campeones contra el Galatasaray, el Madrid volvió a caer (0-1) y el partido en Turquía parecía ser una prueba de fuego para el galo. Se venció por la mínima, el equipo dijo y demostró estar con su técnico y todo cambió.

Aparición estelar de Rodrygo, que en su segundo partido en la máxima competición continental y con tan solo 18 años y 301 días logró un ‘hat-trick’. El uruguayo Fede Valverde revitalizó al equipo con su entrega y fortaleció un centro del campo que ya parece no necesitar a un Pogba, ya lo tiene. Isco recuperado para la causa, en el 4-4-2 que tantos éxitos le dio a Zidane, y el belga Thibaut Courtois recordando al que se salió en el Mundial con su selección.

El Madrid no perdía un partido desde el 19 de octubre en Mallorca y afrontaba la última semana de competición de 2019 con la oportunidad de finalizar el año líder, pero volvió a aparecer un viejo fantasma. En una semana, visitó Mestalla (1-1), por fin se jugó el Clásico en el Camp Nou -tras ser aplazado por motivos de seguridad- (0-0), y recibió al Athletic de Bilbao (0-0). Tres puntos de nueve posibles y con una dificultad mayúscula para hacer gol.

Las sensaciones fueron más que positivas, sobre todo contra el Barcelona al que sometió en su propio campo y solo la falta de puntería y dos penaltis sobre Varane no señalados le alejaron de una victoria que podría haber servido de consagración para un equipo recuperado para la causa.

El Madrid cierra así un 2019 sin títulos. El primer año natural sin un Cristiano Ronaldo al que echa de menos como la gente añora el calor de agosto en diciembre, o el sofá y manta de diciembre cuando llega agosto; 42 goles menos sin el portugués. El del cambio para acabar volviendo a quien te funcionó y a quien, quizá, nunca se debió ir y que afronta 2020 para desterrar la frase de Miguel de Cervantes en su obra cumbre: “Nunca segundas partes fueron buenas” (El Quijote II 4).