La 89 edición de la clásica francesa fue, de principio a fin, un mano a mano entre los Toyotas número 7 y 8. El dominio de la marca japonesa, que iguala a cuatro triunfos con Alfa Romeo y Ford en el historial, fue manifiesto a lo largo de toda la prueba.
Partiendo desde la "Hyperpole", el primer Toyota tuvo una noche plácida en el circuito de La Sarthe, liderando en todo momento la carrera con ventajas superiores al minuto sobre el Toyota número 8, pilotado por el suizo Sebastian Buemi, el japonés Kazuki Nakajima y el neozelandés Brendon Hartley, que ganaron la edición anterior.
Pero en la mañana del domingo el GR010, defensor del título, tuvo problemas mecánicos (al parecer con el tanque de combustible) que le obligaron a hacer relevos cada vez más cortos (de las 9 vueltas pasó a las 3 por piloto) y perdió casi todas sus opciones de victoria.
La ventaja de su compañero de escudería, el número 7, aumentó rápidamente hasta superar los 4 minutos y, aunque volvió a disminuir, una vez resuelta la avería, la diferencia se mantuvo en torno a una vuelta.
Al final fueron dos los giros de ventaja para el Toyota 7, que dio un total de 371 giros al trazado de La Sarthe, frente a las 369 del número 8 y las 367 del tercer clasificado, el Alpine A480 Gibson que acabó con Nicolas Lapierre al volante, que también dirigieron el brasileño Andre Negrao y el francés Matthieu Vaxiviere.
Las tres primeras posiciones finales son las mismas con que empezó la carrera a las 16:00 horas del sábado.
La cuarta plaza, a 2:34 de los ganadores, fue para el Glickenhaus 708 pilotado por el brasileño Luis Felipe "Pipo" Derani y los franceses Franck Mailleux y Olivier Pla.