Melbourne era ya un horno en las primeras horas de un martes a pleno sol que contempla 64 partidos sobre el ardiente cemento del primer Grand Slam de la temporada.
Las temperaturas más altas en la ciudad del sur de Australia son esperadas entre las cuatro y las seis de la tarde, con pronóstico de 41 grados.
"Será uno de los inicios más calurosos en la historia del Abierto", destacó ya un meteorólogo el domingo en el diario The Sydney Morning Herald.
Richard Carlyon, veterano meteorólogo australiano, aseguró que no se quebrará el récorde de 1908, con cinco días consecutivos a más de 40 grados, ni tampoco se alcanzarán los 45.8 de 1939.
El torneo, que verá hoy en el inicio de la noche la presentación del número uno del mundo, el español Rafael Nadal, ante el local Bernard Tomic, ya repartió copias del reglamento a aplicar ante el "calor extremo".
Según las reglas en vigencia en el Grand Slam de apertura de la temporada, el árbitro general del torneo puede decidir cuando lo considere necesario la puesta en marcha de la "política de calor extremo".
Esas reglas contemplan que, una vez en situación de "calor extremo", ningún partido se inicie en las canchas exteriores a las dos principales, que cuentan con techo corredizo y aire acondicionado.
Los partidos ya iniciados deberán completar el set que se esté disputando. Una vez llegados a ese punto, los partidos serán suspendidos.
En los dos estadios principales, si un partido comenzó a disputarse al aire libre, el choque continuará en esas condiciones hasta que finalice el set en disputa. Una vez finalizado ese set, el árbitro decidirá si se cierra al techo.