El clásico sudamericano en las tribunas vibró al ritmo de la dramática definición en tiempo suplementario. Hasta el minuto 118, cuando Ángel Di María anotó el gol que le dio el triunfo a Argentina, los brasileños festejaban el empate parcial al grito de "Suiza Suiza Suiza". La alianza brasileña-suiza también cantaba "olé, olé, olé" cuando Xherdan Shaqiri enloquecía a la defensa argentina.
Pero la impecable definición de Di María, y su posterior festejo en un córner en el que había una bandera con los rostros de Diego Maradona, el Papa Francisco y Lionel Messi fue la agónica revancha de los hinchas "albicestes", que sin embargo volvieron a sufrir con el cabezazo al palo de Blerim Dzeimaili en el minuto 120.
Las 57,000 personas, con amplia mayoría de brasileños y argentinos, que colmaron gran parte del Itaquerao, que de todas maneras no estuvo lleno, proyectaron la final soñada entre los clásicos rivales sudamericanos para el domingo 13 de julio en el Maracaná.
Con muy pocos simpatizantes suizos en el estadio, los brasileños tomaron parte por los europeos y al duelo Argentina-Suiza en el campo de juego se le sumó el Argentina-Brasil de las tribunas.
Fue el primer partido del Mundial en que Argentina no contó con mayoría de hinchas propios en las tribunas. A diferencia de sus juegos anteriores en Río de Janeiro ante Bosnia, ante Irán en Belo Horizonte y ante Nigeria en Porto Alegre, esta vez la marea argentina se sintió a medias en el estadio.
Sao Paulo amaneció invadida por hinchas argentinos. Las estimaciones periodísticas indicaron cerca de 30,000 visitantes. Sin embargo, muchos "albicelestes" no tenían entrada y debieron quedarse en el centro de la ciudad y sin poder ir al Itaquerao.
El estadio estuvo entonces dividido entre brasileños y argentinos con leve predominio para los locales, que al comienzo se comportaron como si fuesen espectadores neutrales, pero que con el correr de los minutos se volcaron definitivamente a favor de los europeos.
Como es habitual, los argentinos incluyeron en su repertorio lo que consideran el himno no oficial del Mundial, un tema del grupo estadounidense Creedence que suele entonarse en los estadios argentinos y que fue adaptado especialmente para Brasil 2014.
La canción, cuyo estribillo les pregunta a los brasileños "qué se siente", hace referencia al último antecedente mundialista entre ambos equipos, un partido que Argentina venció por 1-0 a Brasil en Italia 90 con gol de Claudio Caniggia en octavos de final.
Los brasileños respondieron de inmediato con el grito de "pentacampeones", en referencia a las cinco Copas del Mundo que ganó su selección, contra las dos que tiene Argentina. "Suiza, Suiza, Suiza", cantaron varias veces más, a medida que los europeos resistían los ataques argentinos y el partido se encaminaba hacia los penales.
La tensión del juego y la rivalidad entre los hinchas provocaron algunas escaramuzas entre argentinos y brasileños, pero sin mayor gravedad.
Entre los miles de brasileños presentes en el Itaquerao se encontraba Pelé. En cambio, Diego Maradona, que había alentado a Argentina ante Irán, no estuvo en el estadio. "Pelé hizo mil goles, Maradona no", cantaron sus compatriotas, que sin embargo "perdieron" su partido cuando Di María anotó el 1-0 para Argentina.
El clásico estuvo presente en los medios desde la mañana. "Ya están los grandes", anunció el diario deportivo "Lance!", en referencia a la clasificación de Brasil, Francia, Alemania y Holanda a los cuartos de final. "¿Falta alguien más?", preguntaba el remate del título, en relación al partido que Argentina y Suiza debían jugar.
Pero finalmente Argentina también está después de haber festejado en el primer Argentina-Brasil del Mundial. (DPA)