"La verdad que nunca había vivido una selección mexicana así. Desde un inicio, tanto directivos como cuerpo técnico y jugadores demostraron una unidad muy importante que dentro y fuera de la cancha se ha visto. Esa es la solidez que hoy en día tiene el grupo", detalló Rafael Márquez, capitán del "Tri" por cuarto Mundial consecutivo y quizás la palabra más autorizada de toda su delegación a la hora de hacer un balance.
"El cuerpo técnico y los dirigentes se han unido a nosotros y nosotros a ellos. Eso hace que trabajes con comodidad y con alegría. No lo había vivido en otras épocas", afirmó el central.
Hace un año, México deambulaba por Brasil en la Copa Confederaciones sin una idea de juego, sin conducción y anticipando lo que luego sería una fase clasificatoria para el Mundial transformada en pesadilla.
Sin embargo, factores como el regreso de Márquez a las convocatorias y, especialmente, el arribo de Miguel Herrera al banquillo a finales de 2013 permitieron que hoy, seis meses después, México tenga aspiraciones reales de alcanzar los cuartos de final por tercera vez en su historia.
Durante la disputa del Grupo A de Brasil 2014, México no sólo ganó dos partidos, no sólo le sacó un empate a la poderosa selección anfitriona y no sólo recibió apenas un gol en contra. El "Tri" encontró una idea de juego y la supo complementar con el buen estado anímico del grupo.
"Todo el equipo está haciendo un gran trabajo. Todos meten la pierna, todos muestran una actitud terrible en cada pelota. Hasta los que están jugando su primer Mundial, parece como si ya hubieran jugado muchos, como les pasa a (Héctor) Herrera, (José) Vázquez, (Paul) Aguilar o (Miguel) Layún", destacó el experimentado Andrés Guardado.
De la mano de Herrera, México cambió el sistema de juego que habían utilizado sus tres entrenadores anteriores: pasó del 4-4-2 a un 5-3-2 con llegada constante de los dos defensores laterales.
Además, el técnico supo leer el "pasaporte futbolístico" de cada uno de sus jugadores y lo explotó a la perfección: hombres como Márquez ordenan y organizan, y otros más técnicos y jóvenes como la figura Héctor Herrera se dedican a hablar con los pies y a distribuir juego hacia todos los sectores.
"El trabajo y la unión del grupo se está demostrando y esperemos seguir haciendo lo mismo en el futuro", explicó Herrera, mediocampista del Porto.
Así y todo, el factor anímico es quizás la gran baza del entrenador Herrera en todo el asunto y por la que México ve al alcance de la mano la posibilidad de hacer historia en Brasil.
El temperamental técnico maneja el idioma que todo futbolista agradece: le habla de igual a igual al jugador, acepta críticas y correcciones y hace que ninguno de los 23 convocados se sienta sin posibilidades, aún cuando repitió el once inicial en los tres encuentros.
"Hay muchos técnicos que a veces se ponen a experimentar en el medio de un torneo y es ahí cuando las cosas salen mal. Miguel está haciendo las cosas fáciles. Si no trabajas, no es posible que juegues y si las cosas están saliendo bien, no hay que tocar demasiado. El grupo confía en él y él confía en el grupo y eso es algo difícil de lograr", añadió Guardado.
El "Piojo" Herrera tuvo tanta capacidad emocional que logró que un portero como Guillermo Ochoa, claro candidato a la suplencia, se convirtiera en el héroe del equipo; o que Javier "Chicharito" Hernández mantuviera el fervor intacto e incluso anotara un gol, con llanto posterior, después de haber sido suplente los tres partidos.
"Me gusta que los jugadores estén disfrutando cada momento", dijo el técnico Herrera. Y añadió: "Veo que juega bien la selección. ¿Si es la mejor? No lo sé, tendremos que ganar el próximo partido para demostrar ser la mejor fuera de México... y estoy seguro de que lo vamos a hacer".
México se enfrentará a Holanda el domingo con la posibilidad de clasificarse a cuartos de final por primera vez en una edición del Mundial fuera de su país. El rival, tres veces subcampeón del mundo, impone mucho respeto, pero algo cambió en el equipo de Herrera en Brasil 2014. (DPA)