El equipo de Ime Udoka, que había pagado los 18 balones perdidos con una dura derrota en el segundo partido, los limitó a doce en la noche del Garden, en la que el dominicano Al Horford y Robert Williams dominaron en la pintura y ayudaron a que los Celtics capturaran 58 rebotes, dejando solo 38 a sus rivales.
Brown anotó 27 puntos, 17 de ellos en el primer cuarto, con nueve rebotes y seis asistencias, Jayson Tatum aportó 26 puntos, con seis rebotes y nueve asistencias, mientras que Smart acabó con 24 puntos, siete rebotes y cinco asistencias.
Las tres estrellas destacaron por sus grandes números, pero en este triunfo pesó la aportación de carácter de Horford, explicada solo parcialmente por sus once puntos, ocho rebotes y seis asistencias, así como la de Robert Williams, que recogió diez rebotes y 'limpió' la pintura con cuatro taponazos.
A los Warriors no les bastaron los 31 puntos de Steph Curry, con seis triples, ni los 25 y cinco triples de Klay Thompson, que incrementó notablemente sus porcentajes en tiros, sin premio para el equipo de Steve Kerr.
Andrew Wiggins aportó 18 puntos y siete rebotes en una noche en la que Draymond Green no consiguió ser decisivo y solo acabó con dos puntos, cuatro rebotes y tres asistencias, terminando su partido por seis faltas a cuatro minutos del final.
BROWN, 17 PUNTOS EN EL PRIMER CUARTO
Había advertido Jaylen Brown de que su prioridad era saltar a la pista a jugar, sin fijarse en presiones o provocaciones rivales, y su comienzo no pudo ser mejor. Arrancó con dos triples consecutivos y enseñó el camino a los Celtics con 17 puntos en el primer período, con un tres de cuatro en triples.
En un Garden completamente teñido de verde, y hambriento de gloria tras una espera de doce años para ver a su equipo de nuevo en unas Finales, Brown y Horford dominaron los compases inicial. El dominicano, primer finalista de la NBA de su país, se lució con un gran trabajo defensivo y un potente mate para el 26-11.
Superiores en ambos lados de la pista, dominantes en la cancha y contundentes con el balón en las manos, los Celtics se escaparon hasta los 18 puntos de margen en el 54-36, liderados por un Tatum que marcó o asistió en 12 puntos seguidos de su equipo.
SALTAN CHISPAS CON GREEN
Steve Kerr pidió tiempo muerto para reorganizar las ideas de su equipo. Y pese a los evidentes apuros iniciales, los Warriors enseñaron los galones de una franquicia que estuvo en seis de las últimas ocho finales, ganando tres de las anteriores cinco.
No tardó en saltar la primera chispa con Draymond Green, increpado toda la noche por la afición del Garden. Un contacto irregular de Grant Williams aumentó la tensión y los Warriors, al ritmo de Wiggins, Klay Thompson y Curry, tardaron pocos segundos en dar una señal a sus rivales. El propio Curry colocó a su equipo a siete puntos de distancia y fue mérito de la competitividad de Horford y Brown si los Celtics consiguieron frenar esa reacción e irse al descanso con doce valiosos puntos de renta (68-56).
El poderío en la pintura, con 24 rebotes a catorce, de los cuales ocho a cuatro ofensivos, premiaba a los de Udoka, que rozaron el 60 % en tiros al ecuador del choque y que lucían 68 puntos al descanso tras anotar 88 en todo el segundo partido en el Chase Center.
Pero cuando ese ritmo encestador se atascó, los Warriors no perdieron la ocasión para reabrir el duelo, con un parcial de 12-0 liderado por Curry, con una jugada de cuatro puntos, por flagrante de Horford, que le dio a los californianos la primera ventaja en el 83-82.
LOS CELTICS FRENAN LA REMONTADA
Los Celtics estuvieron casi tres minutos sin anotar y ante unos Warriors en los que Curry seguía hurgando a placer en la herida de los rivales, sin dejarse afectar por los problemas de faltas, ya cuatro con más de nueve minutos por jugar en el tercer período.
Marcus Smart y Grant Williams contuvieron ese empuje y mantuvieron por delante a los suyos (93-89) hasta el cuarto período. Considerado el ocho de 32 del parcial, fue una victoria para los de Udoka. Les mantuvo con confianza y ánimo para encarar el parcial decisivo, en el que emergió el alma competitiva de los locales.
El 9-2 para abrir el cuarto final, con triples de Smart y un tremendo compromiso en la pelea en la pintura, volvió a cargar de entusiasmo al Garden y a poner doble dígitos de distancia con los Warriors.
Nunca renunciaron a pelear por balones divididos los Celtics y en un de ellos, Horford provocó la sexta falta de Green, cuyo partido terminó con 4.07 en el cronómetro.
El Garden celebró su salida de la pista tanto como lo hizo, segundos después, cuando Al Horford ofreció a Robert Williams el alley-oop del 112-98 que suponía la sentencia.