Los Suns vivieron una noche de ensueño en la que despedazaron a los defensores del título sin ningún tipo de respuesta por parte de los de LeBron James.
Un Devin Booker memorable, con 30 puntos (13 de 23 en tiros sin jugar el cuarto parcial) y 7 rebotes, capitaneó la paliza de unos Suns que ya en el descanso ganaban por treinta puntos.
Junto a Booker brilló Cameron Payne (16 puntos y 4 rebotes), aunque gran parte del éxito del muy coral conjunto dirigido por Monty Williams radicó en la excelente defensa que liquidó la ofensiva angelina de un plumazo.
Los de Phoenix dominaron todas las facetas del juego con una química colectiva impresionante.
La única mala noticia para los Suns fue la lesión de Chris Paul, que ya había sufrido problemas físicos en esta eliminatoria y que abandonó el partido en el tercer cuarto.
En los Lakers, que no fueron rival para los Suns en ningún momento, el único que dio la cara fue LeBron James con 24 puntos (9 de 19 en tiros), 5 rebotes y 7 asistencias.
Los Lakers acudieron mermados por la ausencia del lesionado Anthony Davis, pero eso no fue excusa para una velada en la que nadie dio un paso al frente para escoltar a James.
Marc Gasol aportó 5 puntos (uno de uno en triples), 3 rebotes y una asistencia frente a un balón perdido en 10 minutos.
Los Lakers tendrán que cambiar radicalmente de cara para el jueves, ya que una derrota en el sexto encuentro de la serie les mandará a casa mucho antes de lo que esperaba uno de los grandes aspirantes al anillo en esta temporada.
UN ESPEJISMO ANTES DEL HURACÁN
Todos los caminos para la victoria de los Lakers pasaban por LeBron James, quien desde el principio asumió un rol central en la ofensiva de los angelinos.
Cinco puntos seguidos de la estrella de los Lakers contribuyeron a un arranque intenso de los visitantes tanto en ataque como en defensa.
Pero los Suns no se pusieron nerviosos.
Devin Booker fue una amenaza instantánea desde el perímetro y, con un triple de Jae Crowder, los de Phoenix dejaron claro que iban a dar mucha guerra (10-10 con 6.50 por jugarse).
Marc Gasol entró entonces al encuentro pero tuvo una bienvenida espinosa por parte de Booker, que le sacó una canasta con adicional nada más pisar la cancha.
La inspiración de los Lakers desapareció de repente y nadie apareció para darle un respiro a James, una circunstancia que aprovecharon los Suns con un gran parcial de 14-0, basado en una recia defensa, para encender las alarmas en los de púrpura y oro (19-10 a falta de 5.06).
Pero la peor señal para los Lakers fue el estado de forma de Booker, absolutamente intratable con 18 puntos para un primer cuarto casi perfecto de los locales (34-26).
La pesadilla californiana continuó en el segundo cuarto con un Cameron Payne incandescente para un 6-0 de partida (40-26 a falta de 10.37).
Desconectados del partido y sin ninguna señal de reacción, los Lakers se hundieron poco a poco en una espiral de errores, imprecisiones y malas decisiones.
Dispuesto a exprimir cada segundo de la depresión angelina, Chris Paul conectó un triple frontal a falta de 7.23 que llevó la ventaja a una diferencia asombrosa (48-27).
El actual campeón de la NBA se diluía como un azucarillo y un triple de Crowder hizo que los Suns, de forma tan increíble como merecida, casi doblaran a los Lakers a mediados del segundo cuarto (55-28 a falta de 5.29).
Al final de una primera mitad para la historia de los Suns, con 16.000 fans totalmente eufóricos en las gradas, los de Phoenix ganaban por 30 puntos (66-36) tras destrozar sin piedad a los Lakers (54 % en tiros y 44 % en triples) y castigar, con una defensa muy cerrada, la prácticamente nula producción desde el perímetro de sus rivales (20 % en tiros de tres).
LA VIDA SIGUE IGUAL
Si algún seguidor de los Lakers soñaba con una remontada milagrosa, sus ilusiones se fueron pronto a la basura.
El partido continuó en la reanudación exactamente igual a como se había quedado en la primera parte con unos Suns tocados por los dioses.
La frustración del conjunto de Frank Vogel se extendía sin remedio pese a que James tiraba de casta y rabia.
Pero nada le salía bien a los Lakers, que contemplaban atónitos la exhibición de una máquina de la anotación llamada Booker (92-63).
El último cuarto no contó con la presencia de ninguno de los titulares y los reservas de ambos equipos finiquitaron el trámite para gloria de los Suns y vergüenza de los Lakers.
La serie vuelve ahora a Los Ángeles, donde el jueves se disputará un sexto partido que podría ser definitivo si los Suns obtienen la victoria.